-Cuando lleguéis me llamáis, por favor. Hay mucho tráfico en la carretera y me quedo preocupada. No os olvidéis.
No podía evitarlo, era superior a sus fuerzas. Separarse de ellos era muy duro y emocionalmente suponía un esfuerzo enorme. Aunque sólo fueran dos días de aquel fin de semana, pero pasar las horas sin verlos ni oírlos era demasiado para ella. Sin embargo, lo peor no era la distancia, ni el tiempo, ni siquiera el posible tráfico. No. Lo peor era, sin duda, pensar en la inmensa soledad que le perseguiría para siempre si ellos no regresasen…
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