miércoles, 22 de diciembre de 2010

Feliz Navidad

Feliz Navidad…

Feliz Navidad a los ricos y a los pobres,
a los alegres y a los afligidos,
a los trabajadores y a los parados,
al sano y al enfermo,
al acompañado y al abandonado,
a los que se quedaron y a los que se fueron,
a los que están cerca y a los que están lejos,
a los ciegos de corazón y a los que ven,
a los que vienen y a los que se van,
a los que oyen y a los que no quieren oír,
a los que empiezan y a los que acaban,
a los que mandan y a los que obedecen,
a los sabios y a los ignorantes,
al poderoso y al humilde,
a los niños y a los mayores,
a los padres y a los hijos,
a los abuelos y a las abuelas,
a las madres y a los padres,
a los hermanos y a las hermanas,
a los que hacen el bien y a los que hacen el mal,
a los que nacieron y a los que nunca pudieron,
a los creyentes y a los incrédulos,
a los amigos y a los enemigos,
a los que se aman y a los que se odian,
a los de la verdad y a los de la mentira,
a los que fueron, a los que somos y a los que serán,
a todos, para todos…


Feliz Navidad.

domingo, 12 de diciembre de 2010

... et macula originalis non est in Te.

Aprovechando que nos encontramos celebrando aún la octava de la Inmaculada, quiero compartir con los fieles seguidores de este blog relativo a las letras y la imagen, algunas fotos tomadas en Sevilla durante los días 7 y 8 de este mes en que se celebró la Festividad de la Purísima Inmaculada Concepción y además el 250 aniversario de la proclamación como Patrona de España y sus territorios de ultramar. Pertenecen a varios Besamanos preparados con exquisito gusto, a saber:

1.- Virgen del Socorro de la Hermandad del Amor
2.- Virgen del Subterráneo de la Hermandad de la Sagrada Cena
3.- Virgen de las Penas de la Hermandad de Santa Marta
4.- Virgen de la Concepción de la Hermandad de El Silencio

Desde tiempo inmemorial (aproximadamente desde el siglo IV) se ha empleado el comienzo de una oración sacada de una antífona de la primera víspera de la fiesta de la Inmaculada Concepción, para ensalzar y homenajear la pureza de la Virgen María. Dice así:


Tota pulchra es Maria et macula originalis non est in Te.

Toda hermosa eres, María y no hay en ti mancha del pecado original.






jueves, 2 de diciembre de 2010

Doña María Coronel

Al comienzo de este último mes del año he querido cumplir con una antigua tradición sevillana: visitar el cuerpo incorrupto de Doña María Coronel que permanece expuesto a los fieles cada 2 de diciembre. Así nos cuenta la historia, con aderezos de leyenda, cómo ocurrieron los hechos que dieron con nuestra protagonista en el Monasterio de Santa Inés.

Doña María Coronel era hija de Alfonso Fernández Coronel, que fue copero del rey Don Pedro I de Castilla, para unos el Justiciero y para otros el Cruel. Su esposo era Juan de la Cerda. Debido al enfrentamiento del monarca con sus hermanos bastardos los Trastamara Coronel y Juan de la Cerda, cayeron en desgracia ante el rey que los mandó matar tras lo cual se apropió de sus posesiones. Don Pedro se enamoró locamente de la belleza de Doña María que al quedar viuda se refugió en el Convento de Santa Clara para huir de su acoso. Allí mandó el rey a sus esbirros a buscarla. Doña María hizo que la enterraran a los pies de la Torre de Don Fadrique que dice la leyenda se cubrió de matas de peregil y este prodigio la ocultó. También cuenta la leyenda que luego fue el mismo rey al Convento a buscarla y tras tormentosa persecución, en la cocina de ese lugar Doña María vertió aceite hirviendo sobre la hermosura de su rostro quedando desfigurado para siempre.

Muerto Don Pedro a manos de su hermano Enrique el de las Mercedes, Doña María Coronel recuperó algunas de las casas de su padre y fundó en ellas el Monasterio de Santa Inés, de monjas franciscanas clarisas, en 1374, donde murió monja el 2 de diciembre de 1411.



Una vez dentro, podremos disfrutar de la belleza del interior de la iglesia con sus magníficos azulejos. En lo alto de la reja del coro se encuentra el retrato de la heroína que realizó Valeriano Becquer. Precisamente en este entorno imaginó su hermano Gustavo la leyenda de “Maese Pérez el organista”. Pocos saben de la existencia de una reliquia de una de las once mil vírgenes de Colonia que se guarda dentro de un pequeño cofre colocado en el hueco de uno de los muros de la nave.

Al acabar de rezar por el eterno descanso de Doña María Coronel, he concluido mi visita no sin antes dirigirme al torno para adquirir una bolsita de los famosos bollitos que preparan las hermanas clarisas que son tan exquisitos como el resto de sus especialidades.

lunes, 22 de noviembre de 2010

De Noemí a Mará

Ha ocurrido en Sevilla este pasado fin de semana. Tuve el honor de visitarla ayer por la tarde. En los muros de aquella nave se podía leer:

“Ne vocetis me Noemi, sed vocate me Mara, quia valde me amaritudine replevit Omnipotens. »


No me llaméis más Noemí, llamadme Mará, porque el Todopoderoso me ha llenado en extremo de Amargura. 


(Del Libro de Rut).




jueves, 4 de noviembre de 2010

Visita obligada

Me refiero al Museo de Bellas Artes de la ciudad de Sevilla, segunda pinacoteca de España según los entendidos. No sabría contar el número de personas residentes en Sevilla con las que me he topado a lo largo de la vida que han confesado no haber visitado nunca este museo, tampoco el Alcázar, la Casa de Pilato o la Giralda. Bueno, nunca es tarde si la dicha es buena. Hoy trataré de animarlos a que dediquen un paseo por esta colección pictórica, en futuras ocasiones me referiré a los demás monumentos que he nombrado.

Creo que sólo es cuestión de hacer la firme promesa de reservarle la mañana soleada de un sábado o de un domingo, porque no hace falta más tiempo, el museo se puede ver tranquilamente en unas dos o tres horas, y disfrutar dejando que los sentidos, especialmente la vista, se recreen ante las maravillas artísticas que atesora el antiguo edificio que alojó el Convento de la Merced.

Porque encontraremos cuadros de El Greco, Goya, Velázquez, Murillo, Zurbarán, Juan de Roelas, Valdés Leal, Gonzalo Bilbao, García Ramos, Valeriano Bécquer, etc… y esculturas de Juan de Mesa y Juan Martínez Montañés entre otros. Y todos ellos dentro de lo que en su época fue, como se ha dicho antes, la Casa-Convento de la Orden Mercedaria, que alberga patios claustrales que son verdadera joya de la arquitectura de otro tiempo pasado. De manera que en un mismo lugar hallamos extraordinarias obras de arte armonizadas en un edificio que las aloja que por sí sólo ya merece la pena ser objeto de nuestra atención.

Por todo ello creo que es visita obligada para quienes viven en Sevilla y desde luego para todos aquellos forasteros que la descubren viniendo desde otros lugares de la geografía. No lo duden si les gusta la pintura, la escultura y la arquitectura. Espero que se decidan viendo estas fotos que acompaño y disfruten como yo del privilegio de poder pasear admirando nuestro Museo de Bellas Artes.



















jueves, 7 de octubre de 2010

Educación, ciudadanía y libertad

Tres conceptos muy discutidos en los tiempos que corren y por ello puede que muy desvirtuados. Los tres absolutamente necesarios e intimamente vinculados entre ellos mismos. Hablamos de la educación básica y elemental para todo ser humano dirigida al ejercicio de una ciudadanía racional que conduzca a la libertad inherente dentro de la sociedad.

Se trata de otorgar a la persona una educación que le ofrezca una formación académica orientada al desarrollo profesional, una base cultural para el respeto y el entendimiento con todo lo que le rodea. Pero una educación integral, es decir, en la que intervengan todos los agentes implicados que son insustituibles. Como dice el admirado profesor José Antonio Marina “para la educación del niño hace falta la tribu entera”. Intelligenti pauca. (A buen entendedor pocas palabras bastan). Nadie sobra, todos son necesarios. Los padres, los hermanos, los primos, los tíos, los abuelos, los profesores, los compañeros de clase, los vecinos e incluso las plantas y los animales. Esta es la educación más completa que se puede ofrecer. Y en ella deben aparecer los pilares en los que se sustenten la cultura, la formación académica y el raciocinio que ayuden al individuo en su discurrir por la vida como un ciudadano más que sepa convivir con el entorno diario. Naturalmente, sujeto a unas normas mínimas como en toda convivencia de cualquier comunidad. Está suficientemente demostrado que no es posible el progreso de una sociedad sin unos criterios que regulen el comportamiento de los individuos, no es posible si todos hacemos y deshacemos a nuestro antojo sin contar con los demás. Porque no debemos olvidar que necesitamos contar con los demás, estamos diseñados en origen para relacionarnos e interactuar con los otros, somos una especie gregaria, necesitamos ir acompañados y sociabilizarnos. Para ello hace falta fijar unas normas que garanticen el respeto hacia los que nos rodean.

Y aquí aparece el concepto de ciudadanía racional. Referido al ejercicio de la persona que es capaz de desarrollar sus funciones vitales en la comunidad en la que vive cumpliendo las normas previstas para la convivencia en armonía con sus congéneres. Es decir, para vivir en la ciudad hay que observar unas pautas orientadas a la correcta coexistencia de todos. Siguiendo las premisas del profesor Marina, debemos enseñar a los jóvenes a comportarse como verdaderos ciudadanos para que puedan ejercer su ciudadanía sin perturbar o entorpecer el normal desarrollo de la comunidad. Y a partir de este punto encontraremos ciudadanos libres, aunque parezca lo contrario.


La libertad no consiste en poder hacer lo que cada uno quiere, cuando quiere, como quiere y donde quiere. Algunos hasta creen que esto es justamente la democracia, ¡qué barbaridad! Pues ni una cosa ni otra. No. La libertad es la capacidad de poder elegir qué hacer en cada momento de nuestra vida después de haber fijado unas reglas que garanticen el respeto por la vida y la integridad de todo lo que nos rodea. Entendidas esas reglas, lo que nos queda es la libertad de vivir como queramos sin molestar, sin trastornar al que está a nuestro lado.

Por tanto, para que haya plena libertad de los individuos hace falta formarlos como auténticos ciudadanos que sepan convivir en una sociedad. Y para ello es indispensable darles una educación básica de valores culturales y racionales que les ayude a pensar y distinguir el bien del mal, a desarrollar su vida de forma que les resulte lo más provechosa a ellos y a la comunidad.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Algunos apuntes astronómicos de este verano

Desde un punto de vista puramente astronómico, la revelación de este verano para mí ha sido la posibilidad de observar a la Estación Espacial Internacional (ISS) cruzando el cielo. Se trata de un espectáculo muy particular por lo que significa que esté ahí girando sobre nosotros. No se trata de una nave más o menos definida surcando poderosamente los cielos nocturnos. No es eso. Lo importante cuando observamos la ISS es pensar que se trata de la mayor estructura habitada de uso internacional conjunto destinada al estudio e investigación espaciales que contribuyen al avance de la tecnología espacial. Gracias a ella tenemos un lugar permanente en el espacio para desarrollar proyectos científicos que aquí en la Tierra no se pueden llevar a cabo. Debemos pensar que la ISS describe su órbita a una velocidad de unos 27.700 km/h y a una altura que oscila entre los 360 km y los 400 km lo que nos da una órbita cada 91 minutos y un total de casi 16 diarias. Tampoco hay que olvidar que en ese gran punto brillante habitan actualmente 6 astronautas: 3 rusos, 1 norteamericano y 2 norteamericanas.

La ISS fotografiada por el transbordador Endeavour

Durante los meses de agosto y septiembre estamos disfrutando de numerosos pases visibles de la ISS por encima de la península y verdaderamente es emocionante verla pasar. Se trata del segundo objeto más brillante de la noche después de la Luna. Ya digo que no se puede ver una nave espacial en la distancia, sino un punto brillante de luz que se mueve por el espacio, aunque con unos buenos prismáticos de al menos 10 aumentos pueden llegar a apreciarse algunas partes estructurales. No es recomendable verla con telescopio por la velocidad a la que se desplaza.











Júpiter y sus cuatro lunas más visibles

Por otro lado, este verano también hemos podido disfrutar del espectáculo de las lunas galileanas variando su posición de un día para otro alrededor del gigante Júpiter, Urano que estos meses se encuentra muy pegadito a Júpiter y es muy fácil de ver, por supuesto la Luna, Venus, Marte y Saturno inmediatamente después de la puesta de Sol; y luego avanzada la noche contemplamos las Pleiades, la Nebulosa de Orión o la galaxia de Andrómeda que es la más cercana a la nuestra, Vía Láctea, tan sólo nos separan 2,5 millones de años luz.

Las Pleiades

domingo, 5 de septiembre de 2010

La gata de mi tío José Ramón Cantaliso

Mi tío José Ramón Cantaliso ha tenido que salir de viaje a Valparaíso para ver a unos amigos. Como Chile está tan lejos, el viaje va a tener una duración de un mes. Mi tío José Ramón Cantaliso tiene una gata blanca preciosa. La gata se llama Pizca. Mi madre no quería que Pizca se quedara sola en su casa de Sevilla. Por eso fue con mi hermana a buscar a Pizca y traerla fresquita a la playa de Punta Umbría.

Ahora la gata está aquí con nosotros y, aunque se ha llevado muchos días escondida porque no nos conocía bien y le resultábamos extraños, nuestras voces le empiezan a resultar familiares y ha tomado confianza porque se ha dado cuenta de que no representamos una amenaza para ella. Ha pasado de estar oculta bajo las mesas o los sillones, a pasear a sus anchas incluso por los tejados y a revolcarse por el sofá y dormir unas siestas a cualquier hora diurna que son la envidia de todos.

Quiero compartir con vosotros estas fotos que he tomado para que veáis cómo y cuál es el plan de Pizca. No se puede decir que se encuentre estresada o incómoda. A veces toma posturas casi imposibles que yo creo provienen de un estado de felicidad y despreocupación absolutas. Nunca había visto esto y la verdad es que me quedo perplejo de que ocurra así. Yo le digo que es la gata de menos vergüenza de la Tierra. Ella, naturalmente, ni me mira.







En fin, como quiera que sea, parece que ha encajado entre nosotros con mucha paciencia porque, como todos los gatos, es muy independiente y tiene las ideas muy claras de lo que quiere hacer en cada momento y como os he dicho, al principio no encontraba su lugar.

Como nos escribió mi tío José Ramón Cantaliso desde Valparaíso hace un par de días, va a costar que la gata salga y vuelva a Sevilla, tanto por ella como por nosotros. Pero ese día tendrá que llegar, todos lo sabemos. Hasta entonces pensamos disfrutar mucho de las cosas que se le ocurran a Pizca y procuraremos que se encuentre lo más confortable posible para que no eche mucho de menos a mi tío José Ramón Cantaliso.



miércoles, 1 de septiembre de 2010

Ver y mirar con otros ojos

Además de la que nos han enseñado desde nuestra tierna infancia y después nos hemos encargado laboriosamente de conocer mejor a lo largo de nuestra vida, existen otras Semanas Santas ocultas, menos conocidas en todo caso, que pasan ante nuestros ojos sin que reparemos en ellas para darles el valor que tienen y disfrutarlas. Casi no es necesario que nos detengamos a admirar determinado paso, ni siquiera nos detendremos ante un Cristo sublime o una Virgen cuyo rostro se ha convertido en delicado poema.

Estamos refiriéndonos a algo que creemos todos sabéis, que la Semana Santa es tan rica en matices que cualquiera puede encontrar mil y un motivos a lo largo de los días para configurar una fiesta paralela. En verdad dicen que hay tantas como personas la contemplan, porque el festejo se cuenta como cada uno lo vive. Pero a poco que seamos observadores y pacientes, surgirán ante nuestra mirada detalles, circunstancias y razones de lo más variadas que son las que mejor o peor ordenadas dan lugar a nuestra querida celebración.

Nos referimos por ejemplo a esas pinceladas que se pueden encontrar en cualquier calle de Sevilla como ocurre en esta perspectiva tras el misterio de La Cena en la que el Apóstol de la derecha –San Pedro- parece cobrar vida, después de un año esperando, para asomarse inquieto y quedar pasmado por el gentío que inunda la calle Sol a la salida de la cofradía.

También nos llamó la atención el diálogo que mantenía el preste de la misma Hermandad, momentos antes de salir a la calle tras el palio de Nuestra Señora del Subterráneo -lugar de la presidencia litúrgica-, con uno de sus acompañantes minoristas. Conviene fijarse en el atuendo con que están revestidos ambos, de lo más apropiado y solemne en nuestra opinión.
Los hemos visto muchas veces, pero éste, en particular, nos hizo mucha gracia por la actitud jovial que nos traslada. El Niño Jesús vestido de nazareno de la Hermandad del Cristo de Burgos. Presidiendo el altar de insignias de la corporación, como no podía ser menos, perfectamente ataviado e impartiendo su bendición a todos los hermanos y visitantes al templo de San Pedro el Miércoles Santo por la mañana. Nunca dejan de sorprendernos las fotos que hacemos a los costaleros porque siempre encontramos en ellas maneras y miradas que denotan emociones y pensamientos íntimos, muy profundos, nacidos de la hondura de quienes se saben privilegiados por estar llevando sobre sus hombros a los Cristos y a las Vírgenes sacras de esta tierra. Eso es lo que ocurre con este costalero de La Carretería que, cumpliendo con el protocolo de la vieja escuela, se incorpora obedientemente tras el paso de misterio para seguirlo y acompañarlo en su turno de refresco. Otro ejemplo lo encontramos en este pequeño querubín acomodado entre los brazos del candelabro de caoba que ilumina con sus tulipas el paso de la Soledad de San Buenaventura. La expresión grave de su rostro nos da una idea del dramatismo que impregna la escena que acontece sobre el portentoso canasto. Este año descubrimos la libélula que aparece posada disimuladamente en el último palio que sale por las calles de Sevilla. Simpático detalle acompañando a la Madre de Dios que no llora sino que por fin descansa en la recién estrenada Resurrección de su Hijo. Por último, para concluir este artículo, una estampa de la última misa solemne de Semana Santa en la Hermandad del Silencio. Mesa de la presidencia ante la que toman asiento el Hermano Mayor y Consiliarios en la llamada Misa del Azahar por repartirse durante su celebración la flor blanca que ha exornado el incomparable palacio bizantino en plata que acoge a María Santísima de la Concepción junto a San Juan durante la procesión de la Madrugada. Obsérvense detenidamente todos los elementos que configuran la escena, especialmente el crucifijo del siglo XVIII en marfil de estilo hispano-filipino y la espada junto con el cirio votivo concepcionista que forman parte del cortejo de nazarenos.
Quedan otros muchos secretos por descubrir, naturalmente, viendo y mirando con otros ojos…

Laus Deo

martes, 24 de agosto de 2010

¿Dónde están nuestros héroes?

¿Y nuestros héroes? ¿Dónde están nuestros héroes? ¿Hoy no surgen héroes?

Parece como si pertenecieran a otra época, a otro tiempo que ya se acabó, que ya pasó, y, por tanto, se hubieran extinguido. Parece como si fueran cosa de siglos pasados. Peor aún, es como si en estos tiempos que vivimos no fuera apropiado que surgieran.

Entiéndaseme. Lato sensu, para un servidor, héroe es aquel que salva la vida a alguien que corre un riesgo evidente de perderla; la madre o el padre que con todo el amor del mundo saca adelante a sus hijos empleando un gran esfuerzo diario; o simplemente el estudiante, un bombero, un policía, un médico que son capaces de conseguir su título, su carrera, su bachiller, etc.... ¡Claro que sí!, claro que viven entre nosotros miles de héroes anónimos que todos los días nos ofrecen obras admirables, maravillosas, por no decir que algunas veces son casi milagrosas, con las que ayudan a que este mundo sea un poquito mejor.

Pero yo me refiero a los héroes históricos. Quiero ir más allá. Esos que son recordados solemnemente en los libros de historia, en los grandes y fastuosos mausoleos con monumentales tumbas, y en la memoria de los pueblos y las naciones para la eternidad. Son aquellos que con su aportación cambiaron en mayor o menor medida el curso de la historia de este planeta o tan sólo de su país. ¿Dónde están? ¿Adonde hay que ir a buscarlos? Porque, creedme, nos hacen mucha falta. Y mucho me temo que de esos ya no hay...

sábado, 24 de abril de 2010

Finis gloriae Hispalis

Abril de 2010

A Sevilla, la que yo conozco y me comprende…


El poeta diría que a esta ciudad se le acababa la vida en dulce agonía cuando se despidió embelesado del palio con larga estela de azul pavo remontando garboso la cuesta del Rosario aquella mañana del Domingo de Pascua de Resurrección. El poeta diría más; se atrevería a soñar fugazmente lo vivido durante los siete días anteriores en que el tiempo anduvo más atrevidamente despacio para permitir que pudiera ver, oír, oler y vivir la más asombrosa orquestación sinfónica que Sevilla dedica a lo mejor que siempre ha sabido hacer: conmemorar la muerte y posterior regreso a la vida de su bienamado Señor Jesucristo.

Durante el camino de vuelta se trasladó a las escenas íntimas y familiares que presenció, justo una semana a
ntes, aquella tarde luminosa de emociones e ilusiones compartidas dentro de la Iglesia de los Terceros mientras todo se preparaba para que el cortejo de blancos nazarenos saliera a mostrar al mundo la institución de la Sagrada Eucaristía; la tarde en que acompañó a su padre al paso de la cofradía de la Vera Cruz con su elegancia y sobriedad de siempre o la de Las Penas por la antigua calle de las Armas mientras le contaba algunos pequeños detalles a los que prestaba toda su atención y con los que tanto disfrutaba.
Visitó en su casa del Rectorado de la Hispalense al Cristo Bueno que nunca muere sino que duerme en el regazo de su Madre de la Angustia ante la siempre atenta mirada del Padre. Y volvieron a estremecerse los tuétanos de sus huesos al comprobar maravillado el modo de andar e impartir humilde enseñanza de Buena Muerte por las calles desde su estrado renacentista de añeja caoba.

Esa misma tard
e, visitó una hermosa y recoleta placita de la vieja judería y vio pasar por ella a otro Cristo, pero este hablaba con ese Padre que os digo le miraba amoroso a pesar de verlo prendido en la Santa Cruz. En la placita seis hachas sacramentales enmudecían en su presencia y lloraban ante el azulejo que lo reflejaba el resto del año.

Y se acordó con verdadero regocijo de la tarde junto a su adorada hermana disfrutando con la cofradía más torera del Arenal mientras él inmortalizaba a un costalero vestido de querubín inocente en brazos de su padre.

Acompañó a la peculiar Hermandad de Las Cigarreras que sigue desafiando a las alturas celestes presentando al mundo la escena más cruel y desgarradora que se pasea por las calles de la ciudad sin que nadie advierta la ignominia que supone ver así al Salvador. Nadie clama por que la escena desaparezca cuanto antes de sus ojos, ni siquiera cuando llega presurosa su Madre de la Victoria en hermoso llanto contenido como queriendo llevarse y curar las heridas a su Hijo.

Con la cofradía del Descendimiento de la Cruz, supo que para él todo daba comienzo de nuevo y que en pocas horas también todo ha
bría acabado irremediablemente. Sin embargo, aún le dio tiempo de contemplar junto a su padre el portentoso paso en el que María padece la Quinta de sus Angustias ante el pavoroso descenso de la Cruz. Aquí, María es la ternura y el llanto, el sufrimiento y la fortaleza, la tragedia y la entereza; el poema dedicado al dolor más atroz que podamos imaginar. El Verbo Divino abandona inerte el patíbulo del holocausto. Le ayudan José y Nicodemo en representación suprema e insuperable. El canasto es soberbio con la última limpieza de los años acumulados y las tardes de Jueves Santo impregnadas como finas capas en el bronce viejo.

Después la vida transcurrió muy deprisa, como siempre, como cada año. De repente estaba de vuelta en medio de la Madrugada Santa. Nihil novum sub sole. En su corazón siempre quedará saberse elegido por Ella para marchar junto a su palacio bizantino y perfumar su camino con sutiles nubes del incienso más delicado y exquisito; haber podido seguir a su Maestro en la vida, para repasar juntos las lecciones humanas de siempre. Noche de la memoria íntima, madrugada en que
los hombres vuelven a ocupar el lugar que les corresponde, la de las más intensas pasiones del alma. Sin embargo, la de este año no era una cualquiera, no era una más. Desgraciadamente faltaba para siempre su catedrático en las cosas de Dios. No estaba, se había marchado hacía muy pocos días, sin casi poder anunciarlo, sin casi poder decirle un hasta siempre y gracias por todo. Por eso, ahora se veía inevitable y tremendamente huérfano de intelecto y palabras. Hasta se había dado cuenta de que el juego de luces entre las jacarandas del parque había variado con su ausencia y se había vuelto más tenue, más mortecino. Además de la Santa Cruz de Jerusalén, esa noche había llevado colgada del cuello, la medalla rociera de más peso teológico y sentimental que haya conocido nunca. La fiel medalla que siempre acompañó a su amigo cabal, a su tío sabio, a su catedrático ejemplar. Una de sus hijas se lo había encarecido. La llevó consigo con todo el cariño del que fue capaz y la devolvió con la profunda congoja de quien desde entonces sabe con seguridad que sesenta y nueve años de extraordinaria sabiduría y amor cristiano pueden caber dentro del pecho y en el hueco de la mano.

Esa noche en que el cielo y la tierra se abrazan cordialmente entre sombras y tinieblas concluyó con un reencuentro muy especial. Y lo compartió con su madre que estaba allí precisamente para verlo con sus ojos y ganar salud. Ante ellos cruzó la zancada poderosa del que siempre ha sido, porque Él es el que es. Pasó como siempre hizo, cargado con las súplicas y oraciones de los más débiles, de los necesitados, de los más desfavorecidos, de los descarriados, de los que únicamente pueden ofrecerle las herrumbrosas llaves de la puerta que abre sus almas para que disponga soberanamente de ellas. Pasaba el Gran Poder inmenso de esta noble, leal, heroica, invicta y mariana ciudad de Sevilla.

Llegado el Viernes Santo salió al encuentro de la inconfundible Hermandad del gremio de toneleros del Arenal, tan particular, tan de grandeza decimonónica, tan de calvario señorial. Enseguida apareció María sobre un monte de rosas escarlata, a solas, sin nadie más. María de la Soledad, del Convento de San Buenaventura. María de la Soledad, ante la Cruz vacía sin el Hijo de sus entrañas. ¡Hijos, he ahí a vuestra bendita Madre de la Soledad!

Más tarde tuvo que buscar refugio y amparo para aliviarse del tremendo luto que le pesaba con la cofradía seria y rotunda de San Isidoro y después con la de la Sagrada Mortaja que parecía regresar del siglo XVII con muñidor, ciriales como testigos de un entierro y escolanía de voces solemnes arropando el desconsolado traslado hasta el sepulcro.

Sin saberlo, asistió con cera blanca al Santo Entierro de Cristo y vio pasar ante sí una enorme urna gótica de oro refulgente custodiada por legiones de potestades y principados llegados desde la misma eternidad. El Hijo de Dios yacía dentro sin vida pero antes había leído que esta Muerte había vencido a la muerte, a todas las muertes que han sido y las que quieran ser. Vio también a los hombres y mujeres que atesoran la ciencia, el conocimiento y el poder terrenal saliendo a su encuentro para seguirle, y mientras el mundo conocido pasaba ante sí pudo oír en susurros el llanto apagado de la espadaña y la torre por darse cuenta de que empezaban a dejar atrás otra Semana Santa de sentimiento y amor.

A la mañana del siguiente día despertó el poeta con las campanas que anunciaban el reg
reso de la vida, la vuelta de Dios Hijo resucitado. En un último intento por retener lo imposible, se marchó en busca de las últimas pinceladas que le faltaban al cuadro, a escuchar las últimas notas de la partitura que más siglos ha tardado en componerse. Y en verdad que las disfrutó porque era, como otras veces, mañana fresca y luminosa de la Resurrección. Cristo aparecía triunfante, irrefutable, y tras de Él, su Madre de la Aurora revestida con los más escogidos primores sevillanos.

Recibidas las últimas consignas para continuar el camino del año recién estrenado, se despidió de Ellos, levantó aturdido su mano, se secó algunas lágrimas rezagadas y supo entonces con certeza que se apagaba inexorablemente el esplendor de los días y la gloria de su amada Sevilla. Finis gloriae Hispalis.

Laus Deo