miércoles, 28 de diciembre de 2011

Carta póstuma

Ésta es la última entrada que se publica en “Tanquanovis” este año. Quiero terminar 2011 con ésta porque se la debo a alguien, aunque no lo sabe ni lo podrá saber nunca porque ya no se encuentra entre nosotros. Se marchó hace algo más de un mes. No podría asegurar desde cuándo la conocía aunque fuera sólo de vista o de intercambiar unas pocas palabras en su lugar de trabajo. Pero sí puedo afirmar que fueron muchos, muchos años en los que siempre que iba la veía allí, en lo que ahora llaman ampulosamente “Palacio de la Gastronomía Onubense”. Muy rara vez la encontré paseando por alguna calle de la ciudad. No éramos lo que se dice conocidos, ni siquiera supe su nombre alguna vez. Sólo puedo decir que cuando iba a comprar plátanos a su puesto me encontraba siempre a una hermosa y sosegada muchacha que tenía palabras agradables y sonrisas bonitas para todo aquel que se acercara. Nunca le vi un mal gesto ni le oí una voz más alta que otra. Su rostro era de una belleza particular. Cierta palidez para una piel cuidada y unos ojos castaños que irradiaban calma hablando con elocuencia de sus vicisitudes personales. Era una especie de ángel terrenal repartiendo serenidad y equilibrio interior.

Nunca supe de su vida hasta que hace muy pocos años me contaron que estaba casada y que hasta era abuela a pesar de lo joven que yo la veía. Siempre fue joven para mí. Jamás vi en ella a una abuela o a una madre. Era la más guapa y preciosa de aquel viejo mercado que ya no existe porque lo derribaron para construir uno nuevo muy cerca. Sin embargo, en este último lugar nunca la vi. Ya se encontraba mal, estaba malita del mundo loco envenenado éste que nos acosa y eso pudo con ella.

Cuando he sabido recientemente de su fatídico fallecimiento no he podido evitar las lágrimas nacidas de lo profundo. Algo se rompió dentro de mí secándose a solas. No pude creer que ya hubiese sido su hora, le quedaba mucha vida por delante. Ahora sé con seguridad que era un ángel escogido y enviado por el mismo Dios para darnos ejemplo de vida y de trabajo en paz con todos y con ella misma. No se explica de otra forma esa actitud modélica que mostraba al mundo desde su pequeño cubículo donde gustosamente vendía fruta. Siempre me acordaré de ella, de su hermosa sonrisa, de sus ojos y su trato exquisito y ecuánime. Su recuerdo vendrá conmigo. Nunca la olvidaré.

He rezado y llorado mucho por su alma y sé que está en el cielo con todos los ángeles porque ella, sin duda, era uno más…

Hasta siempre, querida.


viernes, 23 de diciembre de 2011

Feliz Pascua de la Natividad del Hijo de Dios

Feliz Pascua…

a los pobres,
a los enfermos,
a los abandonados,
a los maltratados,
a los tristes de corazón,
a los que no trabajan,
a los que se marcharon,
a los que están lejos,
a los que no quieren ver ni oír,
a los que no pueden hablar,
a los que hablan sin escuchar,
a los que se van sin decir adiós,
a los que no creen,
a los ignorantes osados,
a los humildes,
a los que no nacieron,
a los enemigos,
a los que no aman,
a los de la mentira,
a los que fueron, a los que somos y a los que serán,

a todos, sí, a todos…


Feliz Pascua de la Natividad del Hijo de Dios.


martes, 29 de noviembre de 2011

Somos un equipo...

No es necesario acudir a los serios e interesantes estudios realizados en las últimas décadas por parte de reconocidos científicos, instituciones y pensadores del panorama mundial que han estado investigando el asunto, para sospechar que el trabajo en equipo es capaz de lograr los objetivos que nos propongamos. Está más que demostrado que si trabajamos en conjunto aunando fuerzas, talentos, recursos y energías, somos capaces de lograr lo que nos propongamos. Incluso podría decirse que en las ocasiones en que parece que el que destaca es un determinado individuo, en realidad lo hace por tener detrás a un gran equipo respaldándole. Algunos piensan que los resultados son fruto del esfuerzo individual o de la suerte, pero la evolución nos ha enseñado que el resultado está supeditado al comportamiento de los demás. El final del proceso no depende sólo de lo que haga uno mismo sino de lo que hagan los otros. Hoy está de moda, más que nunca, crear colectivos; nos asociamos para cualquier cosa y, aparte de la necesidad biológica de socializarnos y comunicarnos, lo que pretendemos es lograr apoyos y aliados que nos ayuden a conseguir metas comunes. Es así como funcionamos mejor, vayamos a donde vayamos. Lo vemos además en otras especies que habitan nuestro planeta. ¿Alguien recuerda las manadas de búfalos, cebras y leones? ¿Alguien ha visto los hormigueros, los bancos de peces, las orcas, los delfines, las ballenas o las aves gregarias? No somos los únicos en recurrir al grupo para lograr mejores resultados. Es algo ancestral, no lo hemos inventado ahora. Nuestros antepasados se reunían por tribus en las cavernas y luego en poblados para defenderse, calentarse, cazar, alimentarse y sentirse más seguros en un mundo tan hostil como aquél. Esta forma de actuar nos ha quedado como valioso legado inmutable. En una sociedad tan competitiva como la de hoy no queda más remedio que unirse para alcanzar objetivos. Y con la que está cayendo en la calle no veo otra salida que unirnos con más cohesión que nunca, bien apretados, arrimando el hombro y aguantando contra viento y marea lo que tenga que venir hasta que pase este temporal que nunca antes habíamos conocido… 


jueves, 3 de noviembre de 2011

A veces la vida no basta...

A veces el mundo se derrumba
ante mis ojos y me quedo absorto,
parece como si se acabaran los días
y todo se detuviera.
A veces la soledad me asfixia
y no puedo ver a nadie cerca,
no me quedan padres, hermanas,
amigos o unas manos afectas.

A veces los desastres imposibles
llenan torpemente mi casa
y me pierdo entre tinieblas
sin saber encontrar la escapatoria.
A veces las calles están mojadas,
el cielo plomizo, el viento araña
y sin embargo nunca ha llovido
en mi barrio, nunca ha llovido.

A veces los minutos huyen
del bolsillo y el fin avanza,
se acumulan los errores de la vida
en un hueco de mi espalda
y es como si volviera a cometer
el mismo fallo de siempre.
A veces los fantasmas góticos
del pasado se asoman a la puerta
y me llaman a gritos esperando
tranquilos mi espantosa derrota.

A veces no puedo mirarme en un espejo
sin que me mate la vergüenza,
y es que a veces cinco cruces no pesan
lo suficiente para llevar mis faltas
y hasta pienso que Dios no me alcanza
con tanto como soporta. 
A veces parece que caigo
en un pozo negro sin salida
y creo que esta existencia no es bastante
o que este mundo no es suficiente.

A veces siento como si yo no estuviera
y la vida pasara a mi lado
sin querer que la siguiera
y me fuera con ella.
A veces no entiendo el camino
que empiezo cada mañana
despertando para alcanzar las nubes
y bajar de una bofetada.
A veces no recuerdo siquiera dónde vive
el amor que de niño conociera
ni cuándo volverán los mirlos a mi ventana
piando tardes de primavera.

A veces creo que nada valen el sudor,
el esfuerzo y la carne,
que estos sufrimientos regados
con sangre son moneda inútil.
A veces la tristeza me embarga
y no sé cómo hacerle frente,
por eso, a veces me refugiaría sigiloso
en el más allá de esta vida,
entonces dejaría caer mis párpados
y ya nunca regresaría.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Nada permanece, todo cambia

Principio básico e inapelable. Nada permanece, todo cambia, todo, sin excepción. En el siglo V a.C. Heráclito de Éfeso, padre de la Teoría del Devenir, se atrevió a indagar en la idea de que “todo fluye y nada permanece”, que bien podría ser aprovechada también como eslogan comercial en los tiempos de voraz consumismo que corren. Y halló que, efectivamente, todo en el mundo estaba de paso, nada permanecía. “No podemos bañarnos dos veces en el mismo río” –afirmaba- y seguramente esta premisa se convirtió en punto de partida para todo su corpus de creencias. Según él, esto era lo normal en el mundo y pobre de aquel que se atreviera a transgredir esta norma y pretender vivir en contra de ella. Era saludable saber aceptarla y convivir con su presencia. Para él, el devenir es el Principio de Todas las Cosas.

Heráclito de Éfeso
Han pasado muchos siglos desde entonces y la humanidad ha evolucionado suficientemente como para lograr cotas inalcanzables hasta hace muy poco tiempo, sobre este sólido principio. El río fluye, los árboles mudan sus hojas y brotan flores y de ellas frutos; las personas crecemos y van cambiando nuestro aspecto, nuestro pensamiento, nuestro comportamiento, nuestra salud, etc. Cambian la ciudad, el campo, los animales, los vegetales, etc. Nada permanece… ¿acaso hasta el universo cambie…?

La sucesión de las estaciones anuales
como paradigma del cambio permanente.
Basta con pensar que, arrastrada por la inercia debida a la expansión del big-bang inicial de nuestro universo, la Tierra sufre un colosal y permanente desplazamiento dentro de su galaxia de aproximadamente 250 kilómetros por segundo –unos 15.000 kilómetros a la hora-. Ya podemos deducir que segundo tras segundo de nuestra existencia ocupamos un lugar distinto y muy alejado del que ocupamos en el segundo anterior dentro del universo conocido. No tenemos un lugar fijo en el que vivir. Es la señal más potente que nos habla sobre la transitoriedad y vulnerabilidad de la posición que ocupamos en el espacio. Todo está en permanente cambio, ni siquiera nosotros estamos en el mismo sitio que el día anterior, que la hora anterior o que el minuto anterior. Es sobrecogedor pensar en ello, pero es así de normal y cierto.

Testigo y fedatario de los cambios.
Dicho todo lo anterior –que puede llegar a resultar descorazonador para algunos-, soy de la opinión de que hay que asumir los hechos irrefutables y aprender a sacar partido de la situación. Por ejemplo, la innata resistencia al cambio que nos caracteriza a los humanos. Nos acostumbramos y acomodamos a determinadas circunstancias que rodean nuestra existencia y cuando alguna de ellas se ve modificada trayendo consigo cambios significativos en nuestro día a día, nos rebelamos y tratamos de eludir el nuevo escenario que se nos presenta. Si lo teníamos y al cabo del tiempo nos lo arrebatan, si aquella persona estaba a nuestro lado y deja de estarlo, si un día la vida nos sonreía y pasados los años lo que fue sonrisa se vuelve gesto adusto, no permitamos que nos hunda en la miseria porque todo cambia y es ley universal de la existencia de todas las cosas. No podemos pensar que todo va a seguir igual siempre por muy hermoso y agradable que sea. Aprovechemos los cambios, aprendamos y saquemos jugo de cada nuevo escenario. Aceptemos que nada permanece eternamente, todo cambia, todo puede cambiar... 

jueves, 20 de octubre de 2011

¿Cuánta libertad tenemos?

Como dice Myroslav Radman, profesor de Biología Celular en la Universidad de París y director del departamento de Genética Molecular, Evolutiva y Médica del Instituto Nacional de la Sanidad en Francia, Somos el resultado de dos loterías: la de los genes y la del entorno.

Desde este mismo instante, ya podemos darle todos los cientos de vueltas que se nos ocurran y tomarnos para ello el tiempo que necesitemos: siempre llegaremos a la misma conclusión del profesor Myroslav. La libertad de la que supuestamente estamos dotados desde nuestro nacimiento está determinada por estas dos loterías que ninguno puede elegir. De manera que es justo y razonable plantearse hasta dónde alcanza nuestra capacidad de elección en la vida. Yo creo que todo comienza a partir de que se suceden los resultados de las dos loterías mencionadas. A partir de ellos pueden ocurrir muchas cosas, evidentemente, ya lo sabemos. Se me ocurre, por poner un ejemplo, el niño que nace en un lugar deprimido social y económicamente y luego es adoptado por una acomodada familia europea. Esa es otra lotería distinta. Las otras dos son obligatorias para todos los que venimos a este mundo, a ellas respondemos sin excepción. Luego, todo evolucionará y cada uno podrá arrimar mejor o peor el ascua a su sardina, es cierto, pero como punto de partida esos dos aspectos son inapelables.

Comprendo que asuntos como este, no tienen nada que ver con el último catálogo de Ikea ni con los dicharachos de los personajillos que pueblan la televisión en horario de telebasura, pero esto es la vida, la verdadera vida. Conviene pensar de vez en cuando en ello como necesario ejercicio higiénico mental.


miércoles, 12 de octubre de 2011

Toledo: ciudad culta, bella y tolerante

Toledo no es una ciudad más en la geografía española. Su historia y su patrimonio avalan mis palabras. En mi última visita, en el mes de septiembre, he podido constatar la certeza de que es particularmente bella por sus cuatro costados porque sus plazas, sus calles, sus barrios, sus iglesias, sus museos y sus principales edificios así lo revelan a los visitantes que se acercan a conocerla. Su privilegiada ubicación geográfica la convierten en un enclave elevado muy singular abrazado por el río Tajo. Ya sabemos que la historia está de su parte cuando se dice de ella que es ciudad tolerante. Hay quien se atreve a llamarla “Ciudad de las Tres Culturas” en referencia a los siglos en que convivieron juntos, en armonía, árabes, judíos y cristianos. Si supieran los de entonces cómo están las cosas en el mundo ahora… Sin embargo, caminando por sus calles pensé que algo de aquello debe quedar todavía, algo que haya podido permanecer inherente en sus habitantes cual ADN inmutable.

Y por haber sido crisol y punto de encuentro de las grandes culturas de la época durante tanto tiempo, es ciudad profundamente culta como la que más. Eso se respira en el aire cuando paseas y contemplas los ventanales y la nobleza de las fachadas. Se nota en el color de la ciudad cuando cae la tarde y el dorado de la luz hace que sus calles reluzcan como oro envejecido, sabio, con cientos de historias en custodia para contar.

Hay muchas razones para volver a Toledo: contemplar la maravilla de la reconstrucción del Alcázar -antigua Academia de Infantería- tras el asedio de la guerra de España, visitar los tesoros que alberga la Catedral, degustar mazapán en la plaza de Zocodover, comer exquisitas perdices en “La Perdiz”, dar una vuelta por la casa-museo de El Greco, conocer alguna de sus viejas sinagogas, llegar hasta la iglesia de Santo Tomé y admirar el “Entierro del Conde de Orgaz”, disfrutar de las vistas desde el parador nacional, etc. Pero yo me quedo con el inconfundible sabor que deja a ciudad ilustrada, reposada y educada al marcharte diciéndote… hasta siempre…   

Academia de Infantería
Alcázar

Vista de la ciudad desde el Alcázar
Detalle en la Catedral

Puerta de entrada a la Catedral

Retablo del altar mayor de la Catedral

Capa pluvial del Cardenal Ximenez de Cisneros

Custodia del Corpus Christi
Fachada de la Catedral en la Plaza del Ayuntamiento

Calle del Arco de Palacio
Calle Santo Tomé

Entrada a la antigua sinagoga Santa María la Blanca

Calle Santo Tomé
Interior de la antigua sinagoga Santa María la Blanca

Jardines de la Casa-Museo de El Greco

Calle Comercio

Casas de la Plaza de Zocodover
Vista de la ciudad desde el Parador Nacional

miércoles, 5 de octubre de 2011

Azulejos por la educación cívica de los niños

Me lo refería mi querida abuela materna cuando yo era un niño y posteriormente lo volvimos a comentar cuando surgía la ocasión. Ella, siempre tan preocupada por mi educación, me enseñó buenas maneras con las personas y los animales, en la mesa y conmigo mismo. Y un día, siendo yo pequeño, me contó que había unos azulejos colocados en algunas calles de Sevilla en los que se invitaba a los niños de la ciudad al buen trato con los pájaros, a respetar sus costumbres y sus vidas como personas de orden. Hasta la fecha, yo he encontrado tres: en el Colegio Publico José María del Campo de la calle Pagés del Corro, en la calle Castilla cerca de la Ronda de Triana y en el Colegio Público San Isidoro de la calle Mesón del Moro. Por mi abuela sé que existía otro en la escuela de niños que había en la antigua calle de General Moscardó y que desgraciadamente desapareció. El modelo que aparece en la calle Castilla está más dirigido hacia los hombres que a los niños pero la Ley bajo la que se ampara es la misma. Y por lo que me decía mi abuela, el desaparecido de la calle General Moscardó debía ser igual que el de las calles Mesón del Moro y Pagés del Corro que están puestos en fachadas de escuelas públicas para niños, ya que también estaba colocado en la fachada de una antigua escuela que allí se encontraba anexa a la Real Iglesia de San Antonio Abad.

En el de la calle Castilla se lee lo siguiente:

 
Ley 19 IX 1896
Los hombres de buen corazón deben proteger la vida de los pájaros y favorecer su propagación, protegiéndolos. Los labradores observarán cómo disminuyen en sus tierras las malas hierbas y los insectos. La ley prohíbe la caza de los pájaros y señala pena para los infractores.
NO8DO

Azulejo en la calle Castilla

Y en los de las calles Mesón del Moro y Pagés del Corro se lee lo mismo que es lo que sigue a continuación, con la única diferencia que el de Pagés del Corro acaba con un NO8DO:


Ley 19 IX 1896
Niños; no privéis de la libertad a los pájaros; no los martiricéis y no les destruyáis sus nidos. Dios premia a los niños que protegen a los pájaros y la ley prohíbe que se las cace, se destruyan sus nidos y se les quiten sus crías.

 
Azulejo en el Colegio de la calle Mesón del Moro

Azulejo en el Colegio de la calle Pagés del Corro

En ninguno de los tres aparece constancia de la factura, que es muy hermosa y propia de otra época ya pasada, pero casi aseguraríamos que proceden de algún taller de alfarería de Triana.

Antonio Ariza Camacho insigne doctor y puericultor popular, fue reconocido por su preocupación por la infancia y el analfabetismo popular, y su relación con los barrios del denominado “Moscú sevillano” y los arrabales trianeros. Hoy se le recuerda además por los retablos cerámicos que se colocaron a iniciativa suya en 1925 en las entradas de los colegios públicos. De todas ellas han sobrevivido las que hemos mencionado junto con las del Colegio Público Borbolla en la calle Luis Montoto, en el Colegio del Reloj de la Plaza Carmen Benítez, en el Colegio Macarena y en San Bernardo. En el resto de la provincia sevillana sabemos que hay otra más en la fachada del Colegio Pedro Gutiérrez en la Plaza de España de Alcalá de Guadaíra.

Antonio Ariza Camacho

viernes, 23 de septiembre de 2011

Trescientos años en Sisante

Era un 14 de septiembre de 1711 cuando Nuestro Padre Jesús Nazareno hacía su entrada en el pueblo conquense de Sisante. Fue recibido en loor de multitudes que se agolparon con antorchas a las afueras del pueblo para acompañarlo con luz hasta su lugar de culto, el camarín que preside el altar mayor de la iglesia anexa al beaterio que posteriormente se convertiría en Convento de Monjas Clarisas. El sacerdote Don Cristóbal Hortelano y de la Fuente –fundador de dicho beaterio- había conseguido traer la escultura desde Madrid ayudado de un jesuita, el padre Rejón, con influencias en la capital. Finalmente, previo pago de 15.000 reales, los herederos de Luisa Roldán se desprendieron de una de las últimas obras de su madre fallecida algunos años antes. Sevillana de nacimiento había logrado convertirse en escultora de cámara del rey Carlos II, el cual le hizo el encargo de la talla de un Jesús Nazareno para obsequiar al Papa Inocencio XI. Sin embargo, éste fallece antes de poder recibir el presente desde España. Ante esto Carlos II traslada la escultura a El Escorial y allí permanece hasta que, después de su muerte y por determinadas circunstancias, queda de nuevo en poder de los hijos de Luisa. Al poco aparece en escena el padre Cristóbal Hortelano comprando la obra para llevarla a Sisante.
Cartel anunciador del III Centenario
Aspecto de N.P. Jesus Nazareno antes de 1936

Azulejo a la entrada del Convento de Clarisas
A principios del siglo XIX, la madre Rafaela, a la sazón abadesa del Convento de Clarisas, toma la decisión de fijar como costumbre que la imagen del Señor salga en procesión por el pueblo cada 100 años para conmemorar su llegada a la localidad. Sin embargo en 1811, primer centenario, no puede celebrarse dicha procesión por la invasión francesa y se pospone hasta 1819. En 1911 se celebra el segundo centenario y el Nazareno sale de nuevo por las calles de Sisante. Tras los daños sufridos en el ignominioso ataque perpetrado dentro del Convento en 1936, la imagen sale en procesión el Miércoles Santo de 1939 en la Semana Santa de Cuenca en desagravio por los ultrajes cometidos contra ella, y posteriormente en 1940 es trasladada a Madrid para ser restaurada por Federico Coullaut-Valera Mendigutia. A su regreso recorre de nuevo las calles del pueblo. Para celebrar el jubileo del año 2000 salió en procesión en Cuenca y en Sisante, y por fin en 2011 ha vuelto a salir por las calles de Sisante en lo que ha supuesto la celebración del tercer centenario de su gloriosa llegada.



Nuestro Padre Jesús Nazareno… No acuden suficientes palabras a la mente de uno para describir la conmovedora belleza de esta talla de Dios Hijo camino del Calvario, porque es posible que no haya palabras para contar a alguien las emociones tan intensas que provoca esta imagen. La delicadeza de su mirada con los párpados a medio cerrar y la boca entreabierta dejando escapar la vida misma en el esfuerzo por llevar la Cruz redentora, son elementos definitivos en la expresión que encierra. El tratamiento de la cabellera cayendo en gruesas guedejas que asemejan culebras tentadoras asediando sus divinas sienes. El abrazo de sus manos al madero –no descarto que la talla fuera concebida para abrazar la Cruz y no para cargarla- es amoroso y entregado sin medida. Los regueros de sangre escarlata recorriendo sinuosos su frente y su cuello… 
  



La noche del día 13 de septiembre fue un honor inesperado poder ayudar a portar la cruz original con la que entró en el pueblo aquel lejano 14 de septiembre de 1711 volviendo a recorrer el mismo itinerario que supuestamente hizo aquella vez. Conservo para el resto de mi vida el hermoso recuerdo de mi primer encuentro con el Señor en la iglesia del Convento, también en la noche del 13 de septiembre. Realmente fue apasionante y arrebatador. Y además me quedo con algunos momentos exquisitos de la procesión centenaria al día siguiente por la tarde, de la que fuimos testigos privilegiados puesto que, como ya se ha dicho, sólo sale en procesión cada 100 años.




lunes, 19 de septiembre de 2011

Programados para vivir

Estoy convencido. No estamos programados para la muerte. No existe un reloj biológico interno que nos esté esperando agazapado para señalarnos el momento a partir del cual nuestro deceso sea inevitable. No es cierto. Estamos, muy al contrario, programados para la luz, para la vida. Es un mito esta certeza humana de que estamos programados para morir, arraigada desde antiguo incluso en la comunidad científica que investiga el envejecimiento.

Creo que nuestro programa primordial es la supervivencia, durar el mayor tiempo posible. De hecho poseemos el llamado instinto de supervivencia que nos permite evitar situaciones de riesgo extremo. Examinando el cuerpo de una persona agónica, se puede observar que todas sus células y órganos intentan que el cuerpo siga vivo. El programa que rige la vida nunca se rinde ante la muerte. Precisamente la palabra agonía, procedente del griego, indica un combate o lucha feroz entre el cuerpo por resistir y el alma por liberarse. Y por si fuera poco, una vez convertido el cuerpo en cadáver todavía quedan millones de células luchando por mantenerse vivas –el mensaje de la muerte tarda mucho en extenderse por todo el organismo- y órganos en perfecto estado aprovechables para cualquier trasplante. El cuerpo, por tanto, presenta una dura oposición a la muerte, lo cual desmonta la teoría de una muerte programada ante la cual nuestro organismo deba arrodillarse. ¡¡Cuantas batallas cercanas a nosotros se le han ganado ya a la muerte…!!

Nuestros genes están diseñados para determinar, en parte, nuestra vida, y una de sus funciones es asegurar nuestra supervivencia. Sin embargo, también es cierto que el cuerpo envejece y muere por muy maravillosamente programado que esté para la vida. Por eso no podemos sobrevivir indefinidamente. Desde que nacemos estamos en contacto íntimo con un amigo-enemigo: el oxígeno. Nos permite realizar nuestro metabolismo y obtener energía vital para nuestro desarrollo pero al mismo tiempo es responsable de nuestra oxidación interna y externa, y si además lo acompañamos de malos hábitos –falta de ejercicio, tabaco, alcohol, exceso de azúcares, exceso de grasas animales, etc.- estamos contribuyendo a acelerar el proceso de deterioro y envejecimiento de nuestro cuerpo. Pero mientras tanto, el programa para la vida seguirá su curso contra viento y marea porque ese es el objetivo, vivir, sobrevivir y dejar la mejor herencia posible a nuestros descendientes.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Crónica de una década neoyorquina

Ya han pasado 10 años. 
 
Nueva York despertó aquel día para subir a las nubes como de costumbre y bajó de una brutal bofetada que hizo que EE.UU. descubriera un nuevo mundo. Lo mismo pasó con Pearl Harbor, sirvió para que se diera cuenta de lo que estaba pasando en el mundo frente a la máquina nazi. El 11-S fue el Pearl Harbor de nuestro tiempo porque en definitiva todos nos dimos cuenta de que algo nuevo pasaba en el mundo, en nuestras ciudades, en nuestras calles y hasta en nuestros vecindarios más próximos.


Nueva York y su incomparable belleza urbanita fue la moneda de cambio para esta moderna transacción comercial sin nombre. El precio fue muy elevado: su inocencia de ciudad amiga y acogedora desde los comienzos allá en el siglo XVIII. Cualquiera que haya estado en la ciudad y haya caminado por sus avenidas, sus calles, sus plazas y sus parques, puede imaginar el dolor que supone esta ignominiosa afrenta en el rostro amable y hospitalario de la ilustre Nueva Amsterdam.


Esta es la crónica básica de esta década, lo demás es historia, periódicos y telediarios.


Te quiero Nueva York... 


viernes, 9 de septiembre de 2011

Visita del Buque Escuela Gloria a Huelva

Atracó en el muelle de Levante del puerto de Huelva en la mañana del 5 de septiembre y partió rumbo a Marruecos el día 8 del mismo mes. Se trata del Buque Escuela “Gloria” de la Armada Nacional de Colombia botado el 2 de diciembre de 1967 en España, concretamente en los astilleros bilbainos Celaya. Un bergantín de tres palos y 67 metros de eslora que ya es la segunda vez que rinde visita a la ciudad de Huelva –la primera fue en el verano de 1989- en su LXV crucero por 14 puertos de todo el mundo hasta que el 24 de octubre recale en Cartagena de Indias después de 123 días de singladura que comenzó el pasado 13 de mayo. Con una tripulación de 170 personas -que nos brindaron un trato de los más exquisito y educado- ha dejado atrás puertos como el de Boston, Copenhague, Hamburgo, Rotterdam o Londres. Por delante, Casablanca y Santa Cruz de Tenerife. Fue recibido por el embajador de Colombia en España, Don Orlando Sardi de Lima, y el alcalde de Huelva, Don Pedro Rodríguez, que tras los saludos protocolarios mantuvieron una reunión con el comandante del buque, Don Gabriel Alinsi Pérez, y el comandante Naval de Marina de Huelva, Don Luis Enrique Elvira, en la que explicaron las características del viaje de este buque.



Como todos los barcos que pertenecen a esta clase es el mejor embajador de los mares allá donde vaya. Gracias a él se refuerzan los vínculos y los lazos entre los pueblos y sus gentes. Las distancias físicas se acortan y todos –visitantes y visitados- se dan cuentan de que no somos tan distintos por muchos continentes y océanos que nos puedan separar. Símbolo de unión de los pueblos, su misión es llevar el saludo de Colombia a los países del mundo con los que la relación es fraterna. Además, por supuesto, no hay que olvidar su papel en la formación de los alumnos cadetes que tendrán la oportunidad de conocerse a sí mismos en situaciones difíciles curtiendo su carácter para el resto de su carrera militar.



De esta manera Huelva se convierte en el único puerto de la península que acoge al bergantín colombiano en esta ocasión y supone un punto de encuentro para reafirmar la unión inquebrantable de las dos orillas atlánticas.




Ha sido un verdadero honor haber podido visitar este majestuoso y noble pabellón de la tierra hermana colombiana.




¡¡Buen viaje de regreso y hasta siempre, Gloria…!!