domingo, 26 de marzo de 2023

El anuncio del tiempo

Los relojes ocultos del rito inveterado vuelven a señalar prestos la hora en punto. Aquella en que comienza sin retraso posible -allegro cantábile- la sinfonía primaveral por antonomasia una vez afinados los instrumentos y las voces que, obrando el milagro que los sentidos tardan en abrazar, regresan para anunciar lo que ya estaba declarado siglos atrás. 

En el zaguán del anual misterio que desafía sereno los embates del vaivén de los tiempos, sólo cabe dejarse revestir por las indelebles memorias, los pasos de ida y vuelta, la espadaña centinela, la cera blanca y morada, el azahar en la noche milenaria y la saeta rezada. Es un atreverse a soñar sin medida, como aquel niño rubio que iba de la mano sabiendo que en ella cabía todo.   




martes, 29 de marzo de 2022

Lo que te pasa, lo que te quedas

 

Tienes el privilegio de caminar por la más lejana memoria de la ciudad acompañando a las devociones que tiempo atrás te convocaron en silencio a su vera, y sin embargo son ellas las que te llevan clementes de su mano. Ocurre una vez cada año y aún no entiendes que semejante acontecimiento tiene mucho más que ver contigo que con lo que suceda fuera a tu alrededor. No es que pretendas ser ajeno a ello, pero con la edad tiendes a prestar mayor atención a lo que descubres intramuros de tus dominios. Lo que te pasa por dentro no es exactamente lo que hayas visto y oído a lo largo de las horas que ocupan tu sagrado trance espiritual. No son las melodías, las palabras y conversaciones de unos con otros; no son las innumerables escenas que aparecen frente a tus ojos renovando o desempolvando viejos recuerdos debidamente custodiados. Nada de eso te acercará a los arcanos y profundidades que la noche milenaria de incienso y azahar guarda para ti. Lo que se te queda para los restos, capa sobre capa, surge en tu interior. Ahí se halla toda explicación que quieras buscar a este insondable misterio después de darle todas las vueltas que se te vengan al pensamiento.

Es un encuentro contigo mismo y con Dios a través de la dulce mirada y el contraposto de ese Hombre en majestad que abraza sin descanso el trono arbóreo que los siglos han convertido en un pentagrama de gules prendido en tu pecho. Verás y escucharás, sin duda, pero también habrá lugar para meditar y rezar. Y todo ello, cuidadosamente mezclado y pasado por el tamiz aquilatador de la eterna Madrugada, será justamente lo que te llevas, lo que verdaderamente te marca para siempre, porque esto es para siempre desde el primer día en que fuiste dichosamente admitido como uno más. Es un volver a tu yo más íntimo y privado, ese que nadie sospecha entre la vorágine de los días amontonados en un sencillo cuaderno de maestro. Pero llega una noche como ésta y entonces ese yo queda al descubierto por la Luz hasta el alma porque ante la Luz nada se esconde, nada se oculta y tú ya lo sabes, hace mucho tiempo que lo sabes y por eso lo esperas paciente como alivio y descanso a tantas cruces de sombra alargada que se agolpan entre tu espalda y tu conciencia. Eso es lo que buscas, eso es lo que te pasa y es lo que te quedas.



jueves, 30 de diciembre de 2021

Memorias de 2021

 

Se termina 2021. Se marcha este año en el que la pandemia de Covid-19, que tanto nos sigue arrebatando, ha vuelto a ser la triste gran protagonista , junto con el volcán de la isla de La Palma que durante tres meses tanto daño ha causado a buena parte de sus habitantes. Ojalá se cumplan las promesas y la recuperación económica se haga realidad algún día. 

A pesar de todo, aún nos quedan algunas pocas escenas agradables que compartir. Haya mejoría, salud, trabajo, paz y amor en 2022.












lunes, 20 de diciembre de 2021

Noticia de una guerra mundial

 

Hoy queremos compartir que muchas veces nos hemos preguntado cuánto tiempo tardaron las personas que vivieron entre 1914 y 1918, y entre 1939 y 1945, en darse cuenta de que estaban en medio de una guerra mundial. No creemos que fuera muy pronto a juzgar por la naturaleza de los medios de comunicación de la época en comparación a los que existen hoy. Nosotros pensamos convencidos que estamos pasando por esa experiencia y que llevamos ya casi dos años viviendo inmersos en una guerra mundial absolutamente desconocida y fuera de nuestro entendimiento. Una guerra mundial del siglo XXI que no se desarrolla en ningún frente concreto con soldados, disparos y bombas sino que pacíficamente abarca toda la faz de la Tierra porque la desgracia que trae consigo es capaz de alcanzar cualquier rincón por remoto que sea. Es una guerra en la que todos somos víctimas potenciales y todos estamos sometidos a la dura tarea de tratar de sobrevivir cada día de nuestra existencia. Ahora el enemigo no es una nación o un conjunto de ellas, sino una diabólica creación biológica que es capaz de llevarse silenciosamente por delante a miles de personas en cuestión de horas o días. Y sus sencillas armas son los propios mecanismos que la vida ha desarrollado a lo largo de la evolución para replicarse y perpetuarse. Sin embargo, también ha sido necesaria la cooperación de agentes humanos ubicados en distintos sectores de la sociedad que se han convertido en los verdaderos responsables de esta nueva hecatombe que asola el planeta y lo conduce irremediablemente a sus próximos destinos nada deseables. Ésos responsables tienen nombre y apellidos, ya se sabe quiénes son, dónde están y cuáles son sus siniestras intenciones. Lo que tenga que suceder después de esta ignominiosa guerra sólo lo saben ellos porque ya lo están preparando a escondidas aprovechando el poder que ostentan. Estamos luchando por nuestra supervivencia sin saberlo, porque nadie lo ha declarado, en medio de una guerra mundial sin precedentes que acabará convirtiéndose en un nuevo punto de inflexión de la historia, y no sabemos cuánto tiempo durará este aberrante capítulo, pero estamos seguros de que, como en las ocasiones anteriores, los ejércitos del bien terminarán por despertar y rebelarse venciendo a los del mal.



martes, 28 de septiembre de 2021

Un encuentro con la fe descubridora

 

Recientemente hemos tenido el gusto de visitar un monumento muy significativo para la ciudad de Huelva. Se encuentra ubicado en la Punta del Sebo, donde los ríos Tinto y Odiel se reúnen para marchar juntos buscando su salida hacia el océano Atlántico. Allí mismo, junto a la antigua playa, se levanta esta colosal escultura que mide 37 metros de altura. Inaugurada el 21 de abril de 1929, fue regalo del pueblo estadounidense al pueblo español como expresión de amistad entre las dos naciones. Desde entonces forma parte orgullosa e indiscutiblemente de las señas de identidad de Huelva.


 

La Columbus Memorial Foundation financió y encargó el diseño a la escultora y filántropa neoyorkina, Gertrude Vanderbilt Whitney. En la obra, construida con piedras traídas del vecino pueblo de Niebla, podemos contemplar una figura humana de estilo cubista cubierta con capa hasta la cabeza y apoyada sobre una cruz en Tau (símbolo franciscano), representando de forma simbólica el valor y la fe del almirante  Cristóbal Colón en el descubrimiento de un Nuevo Mundo. En las esquinas del enorme pedestal podemos observar bajorrelieves dedicados a las culturas azteca, inca, maya y cristiana, y en su interior se encuentra una sala en la que puede contemplarse una escultura de los Reyes Católicos, la carta de navegación que usó Cristóbal Colón y los nombres de las naves y de los tripulantes que participaron en el primer viaje. En palabras de Miss Whitney, “quise dar a mi monumento un carácter simbólico. El monumento a Colón no representa, pues, a Colón corporalmente. Representa la figura de un navegante que mira con ojos visionarios hacia el oeste, hacia donde debió mirar también el insigne descubridor, cuando presentía América.



El monumento y su entorno se encuentran en muy buen estado gracias a la generosa y acertada intervención de restauración que ha llevado a cabo hace pocos meses la Autoridad Portuaria de Huelva a quien desde este espacio de divulgación cultural agradecemos públicamente su deferencia para con esta joya del pueblo onubense que debe conservarse en las mejores condiciones posibles para que las generaciones venideras y los visitantes puedan conocer la verdad de nuestra historia y el lugar que Huelva ocupa en ella.





viernes, 2 de julio de 2021

El muelle de la Río Tinto Company

 

Era esencial la construcción de un muelle en Huelva. Eso pensaron aquellos ingleses que en el último cuarto del siglo XIX vinieron para extraer el mineral del fondo de la tierra en el pueblo de Minas de Río Tinto de la provincia de Huelva en España. Los números que hablaban de las toneladas de material que sacarían para su posterior transporte obligaban a plantear dicha edificación. Por eso se pusieron manos a la obra, y entre 1873 y 1876, año de su inauguración, la RíoTinto Company Limited tendió una línea de ferrocarril que terminaría en la ría de Huelva en forma de muelle cargadero al que los barcos se abarloaban para recibir el contenido procedente de las minas. Fue diseñado por los ingenieros ingleses Sir George Barclay Bruce y Thomas Gibson ajustándose a una idea sencilla pero excelente que permitía la llegada de los vagones impulsados por una locomotora para luego aprovechar la gravedad en la descarga y en el regreso de los vagones.





Estuvo en uso hasta 1975 y durante los cinco años siguientes quedó abandonado por lo que su deterioro fue muy notable. Poco tiempo después fue dividido en dos para permitir la ampliación de la carretera que llevaba hasta la Punta del Sebo, paralela a la ría. De esta forma cae en desgracia y se desmantelaron 50 de sus 1.165 metros originales.


A pesar de ello, fue declarado Bien de Interés Cultural en 2003 y posteriormente, entre 2006 y 2007, fue sometido a una acertada rehabilitación y convertido en monumento visitable y atractivo turístico de la ciudad. Actualmente se encuentra en desuso pero, como ya se ha dicho, es visitable como lugar de paseo o de pesca. De esta manera Huelva recupera una de sus señas de identidad que la acerca de nuevo a la ría convirtiendo el entorno en un llamativo y singular referente del que sentirse orgullosa.