lunes, 27 de febrero de 2012

Aquel Vía Crucis de 2003...

Llego a pie hasta la Plaza de la Virgen de los Reyes entre murmullos cofradieros de un gentío, cada vez más numeroso, que se arremolina en grupos esperando el acontecimiento queriendo disimular tanto entusiasmo e impaciencia. Se percibe algo que, flotando en el aire, a todos subyuga. Me detengo frente a la Puerta de los Palos ¿o debería llamarla Puerta de la Epifanía?, dejando a mi derecha la fuente que preside la plaza, y respiro la calidez de los olores que fluyen y perfuman el ambiente, observo el vuelo de las palomas acariciando los muros catedralicios y escucho atento el sonido del pueblo ansioso de arropar a su querida imagen. La tarde va cayendo, el día se ha oscurecido y la noche va inundando todos los rincones. No hace frío, al contrario, la primavera ya se engalana y hace sus primeros intentos de instalarse cómodamente en Sevilla. Casi están los naranjos en flor. Llegan las fechas, llegan los días. Vuelven los ritos, los recuerdos, las emociones; vuelven los siglos de historia de esta ciudad que se convierte en Jerusalén sacra. Se nos anuncia el retorno de las horas sagradas de incienso y azahar, y regresamos a ese periodo temporal en que todo parece detenerse, regresa la ilusión inocente de ver las calles repletas de nazarenos con túnicas y capirotes, cruces de penitencia, pasos monumentales, largas cofradías, gentes devotas; se anuncia el anual retorno de lo que todos sabemos que va a ocurrir: la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo según el pueblo erudito de Sevilla.

El Vía Crucis del Consejo Superior de Hermandades y Cofradías ha debido finalizar dentro de las naves del magno templo y al poco tiempo, justo a su hora prevista, aparece la Cruz de Guía de la Hermandad flanqueada por dos faroles para detenerse bajo el dintel de la Puerta de la Epifanía –porque definitivamente, hoy, la llamaré así-, y entonces avanzan lentos hacia la Plaza del Triunfo abriendo paso al cortejo de cirios encendidos. Se suceden los minutos y ya veo los cuatro ciriales que preceden al Señor. La muchedumbre llena la plaza y poco a poco se apaga el rumor. Por fin, las andas llevadas por los hermanos que portan la divina imagen atraviesan el dintel de la puerta y, de repente, en un sinfónico estallido sonoro con sabor a ciudad dormida que despierta y se postra para adorar y amar a su Cristo, un generoso coro de campanas celestiales, cual fina lluvia de alborozos y sonrisas angelicales, repica jubiloso desde la Giralda lanzando al aire de Sevilla el mensaje de su venida, el anuncio de su llegada. Tañen estrepitosas las campanas con tanta fuerza, que se diría saludan al Hijo de Dios crucificado, declarando su presencia, convocando a los fieles a su paso, anunciando su divinidad, afirmando la majestad y realeza universales que le son inherentes desde que Juan de Mesa lo tallara con sus gubias. Ha salido de la Catedral y vuelve a la Capilla de la Universidad por el camino más corto. Todo es sonido atronador y estremecimiento en la plaza porque Él se hace presente. Cristo estudiantil prendido a su Buena Muerte, porque no es una muerte en balde sino dulce sueño de plena serenidad frente a su misión salvadora. Dormido entre aromas de lirio y clavel, este Cordero sumiso, entregado en el patíbulo de noble madera, nacida de aquel dichoso roble del viejo jardín de los Duques de Montpensier, avanza mimado entre corazones henchidos de nostalgia y amor por Él. Avanza querido por todos, acompañado de tantos jóvenes que se hacen suyos, que quieren verle y estar cerca de Dios. Fidelidad multitudinaria e inquebrantable a un Cristo que vive y duerme en la eternidad junto al Padre por la salvación de este mundo.

El pueblo cofrade lo lleva en sus hombros con cierta premura a través de la Plaza del Triunfo, Miguel Mañara, Plaza de la Contratación, San Gregorio, Puerta de Jerez y San Fernando. Calles y plazas oscuras le reciben solemnes bajo el arrullo de una capilla musical y callan al verle pasar envuelto en una nube de incienso que parece acunarlo porque no se despierte de su dulce sueño. Mi pensamiento y mi vista están en todo momento clavados en Él, ávidos de alimento espiritual que reparta misericordioso durante su tránsito. Patente profundidad teológica. No hay más que fijarse en su figura, en su expresión facial de ternura y en esa paz radiante para comprender y comprenderse uno mismo, para entender que es elocuente y delicada poesía este Cristo difunto capaz de quedarse dentro de nosotros. Porque es lección de vida eterna este Maestro de humilde sabiduría que nos enseña siempre a afrontar la parte difícil de nuestra vida terrena.

Y surgen los sentimientos desde lo más hondo, las personas queridas de siempre, los lugares, aquellos Martes Santos para el recuerdo, las promesas, los deseos... Es Cuaresma. Pronto estará aquí la Semana Santa, la Semana Grande de la primavera sevillana. Le miro atento y lo persigo en mi afán por no separarme de su vera, y contemplándolo le hablo, le digo y le rezo desde mi alma:


Yo quisiera, Señor, amarte siempre
cada momento de mi vida
como leal siervo tuyo
y permanecer asido
al candil de tu fuego soberano.

Yo quisiera, Señor, seguirte siempre
aprendiendo tu lección universitaria,
y cuando alcanzara mi ocaso
llegar hasta tu Buena Muerte.

Stmo. Cristo de la Buena Muerte

miércoles, 22 de febrero de 2012

Memento homo

Miércoles de ceniza.

Memento homo, quia pulvis es et in pulverem reverteris.

Recuérdalo, hombre, que polvo eres y en polvo te convertirás.

Quien tenga ojos que lea y medite.

Recuerdos.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Ayudando a pintar el rostro de la Madre de Dios...

A veces uno se encuentra en la vida ocasiones en las que da gusto trabajar y hacer las cosas como se deben hacer. Sobre todo si das con alguien que piensa como tú y busca lo mejor cuando hace su labor, la que le da de comer todos los días. Es el caso que la vida me ha puesto por delante últimamente al permitirme conocer al gran artista y buen amigo Antonio Díaz Arnido. Antonio es de esos pintores con la suficiente capacidad de trasladar al lienzo o a la tabla todo el verismo que uno pueda percibir previamente en la realidad, dando un aire muy personal a su obra que en nada desmerece de lo que los grandes ya han hecho en este campo. Sabe conjugar los colores y sus tonos, entiende las proporciones dándoles su medida adecuada y trabaja con maestría los espacios negativos que a mí particularmente me resultan muy atractivos tanto en fotografía como en pintura.

Hace poco me pidió un retrato de la Esperanza Macarena para plasmarla sobre tabla según su ingenio y el resultado no puede ser más definitivo y conmovedor. Se trata del perfil izquierdo en una perspectiva perpendicular a su rostro. Os remito a lo que él mismo ha publicado en su blog y además dejo una muestra de la foto en la que se fundamentó. Ni que decir tiene, por mi parte, que es un verdadero orgullo y un honor haber podido colaborar humildemente en la consecución de una obra tan bella. Gracias por tu tiempo Antonio, no cambies.

Ntra. Señora de la Esperanza Macarena

http://arnidoarteyrestauracion.blogspot.com/2012/02/la-macarena.html

lunes, 13 de febrero de 2012

Ubuntu

Es una palabra oriunda de algunas tribus africanas que expresa una ideología, una forma de actuar y de vivir. Ubuntu es ser algo gracias a los demás, y ellos gracias a ti. Otra forma de verlo es buscar entre una comunidad un éxito de toda ella en lugar de éxitos individuales de sus miembros. El fin es establecer un vínculo entre todos para obtener mutuo beneficio. Se trata de una regla ética sudafricana enfocada en la lealtad de las personas y las relaciones entre éstas. La palabra proviene de las lenguas zulú y xhosa. Ubuntu es considerado como un concepto africano tradicional.


Hay varias traducciones posibles al castellano. Las más comunes son:


• "Humanidad hacia otros"
• "Soy porque nosotros somos"

• "Una persona se hace humana a través de las otras personas"

• "Una persona es persona en razón de las otras personas"

• "Todos para uno y uno para todos"

• "Yo soy lo que soy por lo que todos somos"

• "La creencia es un enlace universal de compartir que conecta a toda la humanidad”


Una persona con ubuntu es abierta y está disponible para los demás, respalda a los demás, no se siente amenazado cuando otros son capaces y son buenos en algo, porque está seguro de sí mismo ya que sabe que pertenece a una gran totalidad, que se decrece cuando otras personas son humilladas o menospreciadas, cuando otros son torturados u oprimidos.



En la temporada 2007-2008 de la NBA, el equipo de los Boston Celtics, la franquicia con más victorias y más tradición dentro de la liga, cambió su histórico grito de "one, two, three... CELTICS" (uno, dos, tres... CELTICS) por el de "¡¡UBUNTU!!". Este cambio se debió a la adopción de este término a la mística del equipo, famoso en el mundo del baloncesto por su gran trabajo colectivo. Se dice que cuando el entrenador Doc Rivers supo de la inmediata incorporación al equipo de las estrellas Kevin Garnett y Ray Allen, pensó que tenía que establecer una muy buena química y disposición en el plantel, y a través de esta ideología lo logró perfectamente llevando a los Boston Celtics a ganar su decimoséptimo campeonato en las finales de la NBA de 2008 sobre sus rivales históricos, Los Ángeles Lakers.



La razón de este cambio, fue que mientras estaban de gira europea en Roma en el verano de 2007, el arzobispo Desmond Tutu, Premio Nóbel de la Paz en 1984, comentó a Doc Rivers el significado del término, diciéndole lo siguiente:



- Ubuntu resume la superioridad del espíritu colectivo ante la individualidad”.



A partir de ese encuentro, Doc Rivers estuvo leyendo textos del arzobispo sobre esta filosofía y la aplicó a su equipo: nadie gana si no lo hacen todos. Y desde entonces lo utilizan antes de saltar a la cancha.

Los Boston Celtics celebrando en la cancha el título de 2008.

jueves, 9 de febrero de 2012

Los necios

Estoy muy cansado de ellos. Me refiero a esos ignorantes osados que sólo aspiran en su existencia a sentarse gustosos en la puerta de su casa machacando todo cuanto encuentran a su alrededor sin dejar espacio ni tiempo al progreso humano y a las ideas de aquellos que quieren, pueden y saben aportar, sea mucho o poco, a la sociedad por el bien de todos. Se ríen cruelmente de aquel que destaca con duro esfuerzo en alguna faceta de la vida quedando, precisamente ellos mismos, en el más absoluto ridículo y sin saber cómo actuar con sentido racional. Son agentes vulgarizadores de la cultura circulando todo el tiempo contramano y entorpeciendo el tránsito de los demás. Ya está bien, ya es hora de que alguien escriba “cariñosamente” sobre ellos y les dedique unos míseros renglones para que sepamos cómo se las gastan.

Creen saberlo todo y estar preparados para opinar de todo, hablando siempre a borbotones y errando en enorme proporción a su palabrería. Lamentables insolentes, emponzoñados en la miseria de su pobreza intelectual, que hacen y dicen tan tercos y porfiados, dejando en evidencia que ni saben ni entienden de lo que pudieran y debieran saber y entender. Son imprudentes de todo punto en su participación social y casi siempre les falta la razón. Ya lo decía un buen amigo mío: No hay nada peor en el mundo que un cateto harto de sopa. Y lo peor es que desgraciadamente ellos eligen voluntariamente ser así, comportarse así, por eso son directos responsables de las dañinas consecuencias de su actuación frente a los demás.

Pues sí, señoras y señores, así es esta calaña de indeseables que anda suelta. Todos lo sabemos a estas alturas de la vida. Tengamos cuidado con ellos, mucho cuidado. Son perjudiciales.

viernes, 3 de febrero de 2012

Juan de Mesa y Velasco

Habían pasado muchos años, incluso siglos desde que muriera aquel imaginero de la madera. Su nombre había caído en el olvido y nadie imaginaba los prodigios que su gubia había creado para la historia venidera. Sin embargo, el paso implacable del tiempo que todo lo dictamina y todo lo pone en su sitio, quiso revelar al mundo que aquel hombre era digno ejemplo para estar en el mismo lugar que ocupan los grandes que han sido en la historia del arte, la verdadera historia, porque sin duda que es la más humana de todas. Y es que su ciencia, su saber, su arte y su sentimiento le habían permitido crear la más conmovedora y poderosa imagen que se conozca del Hijo de Dios: el Señor que vive en San Lorenzo, el Hijo del Hombre, aquel al que muchos acuden en su desesperación más profunda cuando no les queda nada porque saben que sólo pueden asirse a Él. A Él recurren llamándole Hijo siendo el Padre hacedor de todo, el que todo lo puede con la mirada de las miradas y la firmeza de su zancada.

Al cabo de los siglos, ambos se abrazan en la misma plaza en la que cada Madrugada se produce el magno acontecimiento que no debéis dejar de ver. Juan se llamaba el hombre injustamente olvidado, como su maestro, y su excelsa obra, Jesús, Jesús del Gran Poder...

Juan de Mesa y Velasco

miércoles, 1 de febrero de 2012

El hombre que habló con el Hijo de Dios...

Cuentan los libros que había esculpido en su taller una imagen real del Hijo de Dios cargado con la cruz camino del Gólgota.

Cuentan que era un prodigio ver caminar aquella obra por las calles en la noche del Jueves Santo y que sólo su existencia era suficiente para dar nombre a la Semana Santa de la ciudad.

Cuentan que iba presto a su encuentro a la vuelta de cualquier esquina sin lograr salir de su asombro ante tanta perfección nacida de sus manos.

Cuentan que cansado de no poder creer que aquel prodigio fuera tan cierto y real, quedando a solas con Él, le miró y sin ningún temor le dijo:

- ¡Habla!


Juan Martínez Montañés