Ha llegado el día en que todo empieza y todo se acaba según se quiera ver. Empieza la vida si pensamos que la vida son siete días como dijo el poeta. El año acaba definitivamente con las primeras luces del día y al cabo de una semana en la que nos habremos renovado – nos habremos purificado porque nos habremos encontrado a nosotros mismos en lo que alguna vez fuimos - comenzará un nuevo ciclo y la vida recobrará sus bríos. Hoy es el día de la luz lo mismo que dentro de cinco será el de las tinieblas. Para todo habrá que estar preparados y saber dónde y cuándo ponernos hasta que digan nuestro nombre y entonces cumplir con nuestra función asignada. Todos tenemos una. Siempre fue así.
Domingo de Palmas, de Ramos e ilusiones. Llave y pórtico para entrar en nuestro más sublime y particular imperio de los sentidos a través del cual acercarnos a la Sagrada Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. No razonaremos, sentiremos; no pensaremos, viviremos. Sabed que los relojes se detendrán y al acabar la semana, todo parecerá haber sido un sueño. Sed todos muy felices y aprovechad el tiempo sin tiempo de vuestra infancia reencontrada.
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