sábado, 30 de abril de 2011

El hombre que nunca existió

Sea quien fuere aquel hombre, lo que ocurrió con él en Punta Umbría aquel 30 de abril de 1943 –hoy se cumplen 68 años- fue determinante para el desarrollo de los acontecimientos que se produjeron setenta días después en la isla de Sicilia. No sólo eso, porque lo de Sicilia favoreció el avance ruso en el frente oriental y posteriormente el desembarco de Normandía estaba servido. Por tanto se puede decir que cambió radicalmente el rumbo de la Segunda Guerra a favor de los aliados hasta la victoria final en abril y agosto de 1945.
Vista aérea de la playa comprendida entre La Bota y
La Mata Negra en Punta Umbría donde apareció
flotando el cadaver del Mayor William Martin
En la primavera de 1943 el MI5 (Servicio de Inteligencia Británico) ideó un plan para engañar al Eje, especialmente a los alemanes, y hacerle creer que una vez acabada la campaña del norte de África la siguiente etapa de la guerra se desarrollaría a través de desembarcos simultáneos en Cerdeña y el Peloponeso, mientras que la verdadera intención era desembarcar en la isla de Sicilia. Para que los alemanes creyeran el plan alternativo emplearon el cadáver de un hombre al que vistieron con el uniforme de los Royal Marines, lo dotaron de una vida personal lo más acorde y real posible - en su cartera llevaba entre otras cosas, monedas y billetes de curso legal, una foto de una supuesta novia llamada Pam y una carta escrita por ella, dos entradas para una función de teatro celebrada en Londres dos días antes y facturas de camisas y alojamiento en una residencia militar - y también portaría ciertas cartas confidenciales destinadas a oficiales de alto rango localizados en Argelia en las que se contaba someramente la firme decisión de iniciar la invasión europea a través de Cerdeña y Grecia como ya se ha dicho. A continuación trasladaron el cadáver dentro de un submarino hasta la costa de Huelva y lo arrojaron al mar haciéndolo pasar como víctima de un supuesto accidente de avión. Aprovechando las corrientes marinas predominantes, el cuerpo fue conducido hasta la playa onubense de Punta Umbría, en el paraje comprendido entre La bota y La mata negra, en donde esperaban que cayera en manos del Abwehr (Servicio de Inteligencia Alemán). Hay que tener en cuenta que el gobierno español, a pesar de haberse declarado neutral en la contienda, era más cercano al gobierno alemán y por otro lado se sabía con toda certeza que en la capital onubense se asentaba una importante red de espías y agentes secretos al servicio de Alemania cuyo centro de operaciones era la oficina del consulado alemán sito en la misma Huelva con lo cual la implicación de estos agentes en el asunto estaba más que garantizada. Con estos ingredientes era fácil pensar que la documentación que portaba el soldado británico cayera en manos alemanas hasta el punto de llegar a la misma mesa de Hitler. Y así fue. Las cartas interceptadas fueron pasando sucesivamente de la Comandancia de Marina de Huelva al Cuartel de la Armada en San Fernando y desde allí llegaron al Ministerio de la Marina en Madrid para acabar finalmente en Berlín. Fueron cuidadosamente extraídas de sus sobres y fotografiadas en Madrid procurando no dejar la más mínima prueba de haber sido manipuladas pensando en la posterior devolución que se hiciera de las mismas al gobierno británico. Hechas todas las comprobaciones oportunas y habiendo verificado exhaustivamente la autenticidad de todas las pistas encontradas en el cadáver, el mando superior alemán tomó por ciertas las intenciones del bando aliado y modificó estratégicamente la disposición de sus fuerzas en la defensa de cualquier posible ataque que viniera del mar. De esta manera se vieron obligados a aumentar los efectivos militares destinados en Cerdeña y Grecia que en su mayoría procedían del frente oriental contra Rusia el cual se veía así debilitado, y de la propia isla de Sicilia que de esta forma quedaba desguarnecida ante lo que verdaderamente se le venía encima. Lo demás es historia suficientemente conocida y documentada. El desembarco fue un éxito y marcó el inicio de la recuperación de Europa para los aliados porque a la misma vez el avance ruso se vio favorecido, la toma de Italia fue inmediata y al año siguiente se produjo el desembarco de Normandía siendo el golpe final a más de cinco largos años luchando contra la despiadada máquina de guerra nazi. Sin embargo Alemania nunca admitió haber sido engañada y siempre consideró que los aliados habían llegado a darse cuenta de que los alemanes habían obtenido los documentos y como consecuencia habían variado sobre la marcha los planes que tenían pensados desde un principio. 
Avenida de Italia en Huelva donde se encontraban
la Comandancia de Marina y el Consulado alemán
En el cementerio de Nuestra Señora de la Soledad de Huelva yace desde entonces el Mayor William Martin de los Royal Marines, protagonista de esta impresionante historia que nació en la mente del oficial de la fuerza aérea Charles Cholmondeley y que fue desarrollada y puesta en marcha por el abogado y oficial de inteligencia naval Ewen Montagu. Desde su oficina ubicada en los sótanos del MI5 en Londres, ambos pensaron y cuidaron con todo celo hasta el más mínimo detalle de la operación que fue denominada como Operación Carne Picada (Mincemeat). Con ella evitaron un elevado número de bajas tanto de un bando como de otro en la Operación Husky, - nombre en clave de los aliados al desembarco de Sicilia -, y además favorecieron el definitivo avance de la reconquista europea y el ansiado fin de la Segunda Guerra.
Lápida de la tumba del Mayor William Martin
en el cementerio de La Soledad de Huelva

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