Salve, Virgen floreciente;
salve, Madre siempre intacta;
salve, Reina de clemencia,
por estrellas coronada.
Más que los Ángeles todos
eres Tú pura y sin mancha,
y estás del Rey a la diestra
con vestidura dorada.
Oh, Tú, de la gracia Madre,
del reo dulce esperanza,
luciente Estrella del mar,
Refugio del que naufraga.
Oh, puerta del cielo abierta
por Ti que al enfermo sanas,
ver a nuestro Rey logremos
en la celestial morada. Amén.
(Himno de Completas extraído del Texto del Oficio de la Inmaculada Concepción)
María Santísima de la Concepción. Real Iglesia de San Antonio Abad (Sevilla). |
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