Había estado escribiendo a lo largo de varios años con toda la ilusión por aprender y hacer las cosas
mejor que bien. Los artículos nacían casi sin pensarlos, uno detrás de otro.
Pero un buen día se dio cuenta de que se había quedado sin palabras, acaso sin
renglones que completar. Respiró hondo y contempló el vertiginoso mundo que le
rodeaba y supo entender que sólo tenía brazos, manos y amor con los que
sostener a quien más amaba, a quien más le necesitaba en aquella hora. No
quedaban palabras por escribir. La tarea era otra, y él ya lo sabía.
¡¡Cuánto AMOR!!
ResponderEliminarPuro sentimiento, sensibilidad y generosidad.
Bienvenido de nuevo, valiente.
Me alegra volverte a leer.
ResponderEliminarBien hallado.
Sin comentarios... Sin palabras... Qué bueno tenerte de nuevo por aquí. Ahora sus manos y brazos te sostienen a ti; y tu mano, sin pensarlo, se irá deslizando en el papel para deleitarnos de nuevo con tus palabras. Un fuerte abrazo, Grandullón!!
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros cariñosos comentarios. Es un desafío volver a este espacio que fundé hace ya más de 7 años, pero merece la pena por diversas razones, aunque la principal siempre estará en mi corazón. Un abrazo grande.
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