Cuando llega el mes de marzo, la luz del cielo muda su piel y estrena nuevos tonos y matices insospechados. No se parece a la de otras épocas del año. A partir de ahora comienzan las horas del éxtasis y ella lo sabe. Por eso, recupera sus más preciadas prendas y se brinda a la vista de los mortales para deleite de sus corazones. De esta forma se permite irrumpir iluminando las naves de la Real Iglesia de San Antonio Abad. Así quiere presentarse, postrarse, acariciar y glorificar a quién no necesita nombre porque todo lo que existe en el universo lleva su nombre. Es Él, naturalmente, el mismo que se dio por entero a los hombres una lejana mañana de primavera en la vetusta ciudad de Jerusalén llevando consigo en abrazo amoroso su Santa Cruz. Ahí le encuentra por fin la luz, prendido como un cordero llevado al matadero, sin atisbo de duda o arrepentimiento, convencido de su inmensa tarea redentora. Embargado de la más conmovedora mansedumbre. Dadivosamente perfumado con las densas y embriagadoras volutas de incienso nacidas en argénteo pebetero. Revestido con la más hermosa túnica bordada en oro que sus hijos puedan ofrecerle. Coronado de las espinas sacras que le proclaman inequívocamente Rey de cielos y tierra, de lo visible y lo invisible. Acicalado su trono por una legión de escogidos lirios morados. Cercano al mundo que le vio nacer de purísima e inmaculada mujer. Ofreciendo su desnudo pie al humilde beso reverente de los hombres que pasan arrobados ante Él.
¡Dichosos vosotros que le veis!
¡Dichosos vosotros, si le creéis!
Besapié a Jesús Nazareno, Real Iglesia de San Antonio Abad (Sevilla) |
Como siempre, se me eriza el bello cuando hablas de El.
ResponderEliminarMagnífico hermano.
Gracias, hermano. A mí también se me eriza el vello cuando escribo estas cosas.
EliminarDecididamente nunca dejaré de quitarme el sombrero al leer y sentir tus palabras grandullón... Precioso de veras....Un besazo!!!
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, me ayudan a seguir adelante, un beso...
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