No quisiera molestarte, pero te escribo porque también lo sabes, igual que yo. Sabes muy bien el dolor que produce tener que decirle adiós. Es como arrancarte un trozo de tu alma y quedarte aturdido y sin norte porque aquélla que te hacía de guía ya no está a tu lado. Tú también sabes lo que es perderse en los pliegues de sus calles y sus plazas; recorrer sus rincones más escondidos y dejarse llevar por su forma de entender la vida sin más esfuerzo que una sonrisa con una copa de manzanilla…
No hay comentarios:
Publicar un comentario