viernes, 23 de septiembre de 2011

Trescientos años en Sisante

Era un 14 de septiembre de 1711 cuando Nuestro Padre Jesús Nazareno hacía su entrada en el pueblo conquense de Sisante. Fue recibido en loor de multitudes que se agolparon con antorchas a las afueras del pueblo para acompañarlo con luz hasta su lugar de culto, el camarín que preside el altar mayor de la iglesia anexa al beaterio que posteriormente se convertiría en Convento de Monjas Clarisas. El sacerdote Don Cristóbal Hortelano y de la Fuente –fundador de dicho beaterio- había conseguido traer la escultura desde Madrid ayudado de un jesuita, el padre Rejón, con influencias en la capital. Finalmente, previo pago de 15.000 reales, los herederos de Luisa Roldán se desprendieron de una de las últimas obras de su madre fallecida algunos años antes. Sevillana de nacimiento había logrado convertirse en escultora de cámara del rey Carlos II, el cual le hizo el encargo de la talla de un Jesús Nazareno para obsequiar al Papa Inocencio XI. Sin embargo, éste fallece antes de poder recibir el presente desde España. Ante esto Carlos II traslada la escultura a El Escorial y allí permanece hasta que, después de su muerte y por determinadas circunstancias, queda de nuevo en poder de los hijos de Luisa. Al poco aparece en escena el padre Cristóbal Hortelano comprando la obra para llevarla a Sisante.
Cartel anunciador del III Centenario
Aspecto de N.P. Jesus Nazareno antes de 1936

Azulejo a la entrada del Convento de Clarisas
A principios del siglo XIX, la madre Rafaela, a la sazón abadesa del Convento de Clarisas, toma la decisión de fijar como costumbre que la imagen del Señor salga en procesión por el pueblo cada 100 años para conmemorar su llegada a la localidad. Sin embargo en 1811, primer centenario, no puede celebrarse dicha procesión por la invasión francesa y se pospone hasta 1819. En 1911 se celebra el segundo centenario y el Nazareno sale de nuevo por las calles de Sisante. Tras los daños sufridos en el ignominioso ataque perpetrado dentro del Convento en 1936, la imagen sale en procesión el Miércoles Santo de 1939 en la Semana Santa de Cuenca en desagravio por los ultrajes cometidos contra ella, y posteriormente en 1940 es trasladada a Madrid para ser restaurada por Federico Coullaut-Valera Mendigutia. A su regreso recorre de nuevo las calles del pueblo. Para celebrar el jubileo del año 2000 salió en procesión en Cuenca y en Sisante, y por fin en 2011 ha vuelto a salir por las calles de Sisante en lo que ha supuesto la celebración del tercer centenario de su gloriosa llegada.



Nuestro Padre Jesús Nazareno… No acuden suficientes palabras a la mente de uno para describir la conmovedora belleza de esta talla de Dios Hijo camino del Calvario, porque es posible que no haya palabras para contar a alguien las emociones tan intensas que provoca esta imagen. La delicadeza de su mirada con los párpados a medio cerrar y la boca entreabierta dejando escapar la vida misma en el esfuerzo por llevar la Cruz redentora, son elementos definitivos en la expresión que encierra. El tratamiento de la cabellera cayendo en gruesas guedejas que asemejan culebras tentadoras asediando sus divinas sienes. El abrazo de sus manos al madero –no descarto que la talla fuera concebida para abrazar la Cruz y no para cargarla- es amoroso y entregado sin medida. Los regueros de sangre escarlata recorriendo sinuosos su frente y su cuello… 
  



La noche del día 13 de septiembre fue un honor inesperado poder ayudar a portar la cruz original con la que entró en el pueblo aquel lejano 14 de septiembre de 1711 volviendo a recorrer el mismo itinerario que supuestamente hizo aquella vez. Conservo para el resto de mi vida el hermoso recuerdo de mi primer encuentro con el Señor en la iglesia del Convento, también en la noche del 13 de septiembre. Realmente fue apasionante y arrebatador. Y además me quedo con algunos momentos exquisitos de la procesión centenaria al día siguiente por la tarde, de la que fuimos testigos privilegiados puesto que, como ya se ha dicho, sólo sale en procesión cada 100 años.




lunes, 19 de septiembre de 2011

Programados para vivir

Estoy convencido. No estamos programados para la muerte. No existe un reloj biológico interno que nos esté esperando agazapado para señalarnos el momento a partir del cual nuestro deceso sea inevitable. No es cierto. Estamos, muy al contrario, programados para la luz, para la vida. Es un mito esta certeza humana de que estamos programados para morir, arraigada desde antiguo incluso en la comunidad científica que investiga el envejecimiento.

Creo que nuestro programa primordial es la supervivencia, durar el mayor tiempo posible. De hecho poseemos el llamado instinto de supervivencia que nos permite evitar situaciones de riesgo extremo. Examinando el cuerpo de una persona agónica, se puede observar que todas sus células y órganos intentan que el cuerpo siga vivo. El programa que rige la vida nunca se rinde ante la muerte. Precisamente la palabra agonía, procedente del griego, indica un combate o lucha feroz entre el cuerpo por resistir y el alma por liberarse. Y por si fuera poco, una vez convertido el cuerpo en cadáver todavía quedan millones de células luchando por mantenerse vivas –el mensaje de la muerte tarda mucho en extenderse por todo el organismo- y órganos en perfecto estado aprovechables para cualquier trasplante. El cuerpo, por tanto, presenta una dura oposición a la muerte, lo cual desmonta la teoría de una muerte programada ante la cual nuestro organismo deba arrodillarse. ¡¡Cuantas batallas cercanas a nosotros se le han ganado ya a la muerte…!!

Nuestros genes están diseñados para determinar, en parte, nuestra vida, y una de sus funciones es asegurar nuestra supervivencia. Sin embargo, también es cierto que el cuerpo envejece y muere por muy maravillosamente programado que esté para la vida. Por eso no podemos sobrevivir indefinidamente. Desde que nacemos estamos en contacto íntimo con un amigo-enemigo: el oxígeno. Nos permite realizar nuestro metabolismo y obtener energía vital para nuestro desarrollo pero al mismo tiempo es responsable de nuestra oxidación interna y externa, y si además lo acompañamos de malos hábitos –falta de ejercicio, tabaco, alcohol, exceso de azúcares, exceso de grasas animales, etc.- estamos contribuyendo a acelerar el proceso de deterioro y envejecimiento de nuestro cuerpo. Pero mientras tanto, el programa para la vida seguirá su curso contra viento y marea porque ese es el objetivo, vivir, sobrevivir y dejar la mejor herencia posible a nuestros descendientes.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Crónica de una década neoyorquina

Ya han pasado 10 años. 
 
Nueva York despertó aquel día para subir a las nubes como de costumbre y bajó de una brutal bofetada que hizo que EE.UU. descubriera un nuevo mundo. Lo mismo pasó con Pearl Harbor, sirvió para que se diera cuenta de lo que estaba pasando en el mundo frente a la máquina nazi. El 11-S fue el Pearl Harbor de nuestro tiempo porque en definitiva todos nos dimos cuenta de que algo nuevo pasaba en el mundo, en nuestras ciudades, en nuestras calles y hasta en nuestros vecindarios más próximos.


Nueva York y su incomparable belleza urbanita fue la moneda de cambio para esta moderna transacción comercial sin nombre. El precio fue muy elevado: su inocencia de ciudad amiga y acogedora desde los comienzos allá en el siglo XVIII. Cualquiera que haya estado en la ciudad y haya caminado por sus avenidas, sus calles, sus plazas y sus parques, puede imaginar el dolor que supone esta ignominiosa afrenta en el rostro amable y hospitalario de la ilustre Nueva Amsterdam.


Esta es la crónica básica de esta década, lo demás es historia, periódicos y telediarios.


Te quiero Nueva York... 


viernes, 9 de septiembre de 2011

Visita del Buque Escuela Gloria a Huelva

Atracó en el muelle de Levante del puerto de Huelva en la mañana del 5 de septiembre y partió rumbo a Marruecos el día 8 del mismo mes. Se trata del Buque Escuela “Gloria” de la Armada Nacional de Colombia botado el 2 de diciembre de 1967 en España, concretamente en los astilleros bilbainos Celaya. Un bergantín de tres palos y 67 metros de eslora que ya es la segunda vez que rinde visita a la ciudad de Huelva –la primera fue en el verano de 1989- en su LXV crucero por 14 puertos de todo el mundo hasta que el 24 de octubre recale en Cartagena de Indias después de 123 días de singladura que comenzó el pasado 13 de mayo. Con una tripulación de 170 personas -que nos brindaron un trato de los más exquisito y educado- ha dejado atrás puertos como el de Boston, Copenhague, Hamburgo, Rotterdam o Londres. Por delante, Casablanca y Santa Cruz de Tenerife. Fue recibido por el embajador de Colombia en España, Don Orlando Sardi de Lima, y el alcalde de Huelva, Don Pedro Rodríguez, que tras los saludos protocolarios mantuvieron una reunión con el comandante del buque, Don Gabriel Alinsi Pérez, y el comandante Naval de Marina de Huelva, Don Luis Enrique Elvira, en la que explicaron las características del viaje de este buque.



Como todos los barcos que pertenecen a esta clase es el mejor embajador de los mares allá donde vaya. Gracias a él se refuerzan los vínculos y los lazos entre los pueblos y sus gentes. Las distancias físicas se acortan y todos –visitantes y visitados- se dan cuentan de que no somos tan distintos por muchos continentes y océanos que nos puedan separar. Símbolo de unión de los pueblos, su misión es llevar el saludo de Colombia a los países del mundo con los que la relación es fraterna. Además, por supuesto, no hay que olvidar su papel en la formación de los alumnos cadetes que tendrán la oportunidad de conocerse a sí mismos en situaciones difíciles curtiendo su carácter para el resto de su carrera militar.



De esta manera Huelva se convierte en el único puerto de la península que acoge al bergantín colombiano en esta ocasión y supone un punto de encuentro para reafirmar la unión inquebrantable de las dos orillas atlánticas.




Ha sido un verdadero honor haber podido visitar este majestuoso y noble pabellón de la tierra hermana colombiana.




¡¡Buen viaje de regreso y hasta siempre, Gloria…!!



lunes, 5 de septiembre de 2011

De la ignorancia, la mala educación y sus consecuencias

Me horroriza el caudal de sinsentidos que inunda nuestra civilización día tras día con el agravante de que va en aumento vertiginosamente. No puedo evitar basar mi análisis doméstico desde el punto de vista de este país nuestro que se sigue llamando España a pesar de todo.

Alguien ha sentenciado hace muy poco que somos un país de ciudadanos maleducados e ignorantes lo cual nos acarreará problemas de gran calado. Y creo que si resulta ser verdad el diagnóstico, se trata de un torpedo directo a la línea de flotación de nuestra nave que la hundirá lenta e inexorablemente en las cenagosas aguas de la ignorancia y la vulgaridad. Porque en una sociedad como la nuestra en la que ya sabemos que la comunicación es el poder, nos hemos acostumbrado a ver cómo circulan ante nuestros ojos cantidades tremendas de información a través de tantos medios dispuestos al alcance de nuestra mano, sin que ello signifique que toda ella sea veraz y fiel a la realidad. Muy lejos de ser cierto, mucha información está adulterada de antemano, mucha sobra porque no es necesaria, porque no aporta nada positivo al individuo, al contrario, lo embrutece, lo envilece y lo empobrece. No se trata de acudir a la censura, es como mínimo, cuestión de higiene y de estética. Todo eso que sobra, que hace daño y que está podrido cae en manos de la ignorancia y si lo mezclamos peligrosamente con la mala educación, llega a ocasionar verdaderos trastornos a la sociedad que constituimos. Nos hace daño a todos porque a la larga socava y corroe los pilares éticos e intelectuales que deben sustentar una nación que se precia de estar en el privilegiado “club” de las desarrolladas. Hemos prescindido de nuestra capacidad de comunicarnos verbalmente y pensar con libertad para entregarnos ante una televisión que nos lo da todo mascado, y hemos cambiado leer un libro de Vargas Llosa, escuchar una sinfonía de Schubert o dar un paseo a la orilla del mar por infinidad de aparatos electrónicos que nos encierran y aíslan en mundos ficticios amparados bajo el dosel del bienestar y la comodidad. La vulgaridad, la ignorancia y la falta de educación generan un enorme caldo de cultivo en el cual campa a sus anchas la información falseada y desvirtuada. Como resultado tenemos ciudadanos mal informados, desorientados, sin criterio, sin elemento de juicio, es decir, borregos en la urbe que no responden a la voz del raciocinio más elemental sino a la de la vulgaridad, la insensibilidad, la deshumanización, el consumismo voraz y mil desgraciadas cosas más.

Vale la pena que hagamos algo desde hoy para evitar esta hecatombe antes de que sea peor e irreversible. ¡¡¡Hagámoslo…!!!

jueves, 1 de septiembre de 2011

El tiempo y sus cosas

Me preocupa darme cuenta de que no me da tiempo de hacer tantas cosas como quiero hacer desde hace mucho. No sé si es que quiero hacer demasiadas cosas o si es que verdaderamente no hay tiempo suficiente para poder hacerlas. Como además tampoco sé cuánto tiempo me queda para hacerlas, resulta que no puedo planificar a medio-largo plazo y programar un poco la sucesión. Unas veces yo llego tarde y otras el tiempo se me adelanta. No terminamos de acompasarnos.