domingo, 17 de julio de 2011

Las columnas de la calle Mármoles

Nos referimos a las que se pueden observar tras una reja que da a un solar que linda con el número 5 de la calle mencionada esquina con calle Aire. Son las tres columnas que, según algunos autores, quedan en pie de lo que debió ser el más importante templo de la ciudad romana localizado en el punto más elevado de Híspalis y donde probablemente debió estar también con anterioridad el principal lugar sagrado de la vieja Ispal.



Sabemos que las que sirven hoy como pedestal a Julio César y Hércules –estatuas labradas por el artista Diego de Pesquera- en la Alameda, proceden del mismo lugar que hoy tratamos y están allí desde 1578 por orden del entonces asistente de la ciudad –alcalde- el conde de Barajas.


Debió ser templo dedicado a Hércules porque en tiempos la calle era llamada de las Columnas de Hércules. Sin embargo el nombre de Mármoles lo toma al menos en la primera mitad del siglo XIX a pesar de que las columnas no proceden de cantera alguna de piedra mármol. Según noticia de Rodrigo Caro, el templo era un suntuoso edificio con un pórtico de seis altas y robustas columnas de granito gris de las que se conservan tres hasta el día de hoy. Para que nos cuadren las cuentas faltaría una sexta columna que parece ser fue extraída junto con las otras que están en la Alameda y que en el camino hacia el Alcázar se rompió sin saberse dónde quedaron sus restos. No está claro el lugar de procedencia ya que en España no se conoce cantera que pueda producir monolitos de tal porte y pudiera ser que vinieran de otro país. Las que hoy vemos en el solar, antiguo corral y escuela de niños en tiempos de Rodrigo Caro (1573-1647), miden casi 9 metros de altura y 1 metro de diámetro en su base. Carecen de capiteles pero sus bases se conservan en buen estado. Las tres forman una línea recta distando entre sí 2,9 metros. Están unidas entre ellas por dos pletinas de hierro en la parte superior solapadas en la columna central, y las pletinas a su vez están sujetas por dos cables tirantes de hierro que afianza las columnas en su posición vertical evitando un posible desplome contra la fachada de la vivienda que se encuentra a escasos centímetros.




En el siglo XIX llegó a convertirse en vaciadero público de basuras presentando un aspecto deplorable, pero afortunadamente se adecentó y recuperó colocándose la verja que hoy conocemos, hasta el punto de idearse un proyecto que contemplaba la extracción de las tres columnas para trasladarlas hasta la plaza Nueva y utilizarlas en un monumento dedicado a la memoria del rey San Fernando, proyecto que nunca se llevó a cabo. Posteriormente en el siglo XX, el recinto volvió a verse de nuevo abandonado y se podía ver agua estancada flotando en ella vegetación acuática y basuras. Por fin hace pocos años se desecaron aquellas aguas y se recuperó el espacio limpio y bien conservado. Cualquier día es bueno para acercarse a contemplar las columnas que restan del vetusto templo romano de Hércules.


1 comentario:

  1. Tú siempre tan curioso e inquieto con "las cositas de Sevilla". Gracias. :-)

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