lunes, 13 de septiembre de 2010

Algunos apuntes astronómicos de este verano

Desde un punto de vista puramente astronómico, la revelación de este verano para mí ha sido la posibilidad de observar a la Estación Espacial Internacional (ISS) cruzando el cielo. Se trata de un espectáculo muy particular por lo que significa que esté ahí girando sobre nosotros. No se trata de una nave más o menos definida surcando poderosamente los cielos nocturnos. No es eso. Lo importante cuando observamos la ISS es pensar que se trata de la mayor estructura habitada de uso internacional conjunto destinada al estudio e investigación espaciales que contribuyen al avance de la tecnología espacial. Gracias a ella tenemos un lugar permanente en el espacio para desarrollar proyectos científicos que aquí en la Tierra no se pueden llevar a cabo. Debemos pensar que la ISS describe su órbita a una velocidad de unos 27.700 km/h y a una altura que oscila entre los 360 km y los 400 km lo que nos da una órbita cada 91 minutos y un total de casi 16 diarias. Tampoco hay que olvidar que en ese gran punto brillante habitan actualmente 6 astronautas: 3 rusos, 1 norteamericano y 2 norteamericanas.

La ISS fotografiada por el transbordador Endeavour

Durante los meses de agosto y septiembre estamos disfrutando de numerosos pases visibles de la ISS por encima de la península y verdaderamente es emocionante verla pasar. Se trata del segundo objeto más brillante de la noche después de la Luna. Ya digo que no se puede ver una nave espacial en la distancia, sino un punto brillante de luz que se mueve por el espacio, aunque con unos buenos prismáticos de al menos 10 aumentos pueden llegar a apreciarse algunas partes estructurales. No es recomendable verla con telescopio por la velocidad a la que se desplaza.











Júpiter y sus cuatro lunas más visibles

Por otro lado, este verano también hemos podido disfrutar del espectáculo de las lunas galileanas variando su posición de un día para otro alrededor del gigante Júpiter, Urano que estos meses se encuentra muy pegadito a Júpiter y es muy fácil de ver, por supuesto la Luna, Venus, Marte y Saturno inmediatamente después de la puesta de Sol; y luego avanzada la noche contemplamos las Pleiades, la Nebulosa de Orión o la galaxia de Andrómeda que es la más cercana a la nuestra, Vía Láctea, tan sólo nos separan 2,5 millones de años luz.

Las Pleiades

domingo, 5 de septiembre de 2010

La gata de mi tío José Ramón Cantaliso

Mi tío José Ramón Cantaliso ha tenido que salir de viaje a Valparaíso para ver a unos amigos. Como Chile está tan lejos, el viaje va a tener una duración de un mes. Mi tío José Ramón Cantaliso tiene una gata blanca preciosa. La gata se llama Pizca. Mi madre no quería que Pizca se quedara sola en su casa de Sevilla. Por eso fue con mi hermana a buscar a Pizca y traerla fresquita a la playa de Punta Umbría.

Ahora la gata está aquí con nosotros y, aunque se ha llevado muchos días escondida porque no nos conocía bien y le resultábamos extraños, nuestras voces le empiezan a resultar familiares y ha tomado confianza porque se ha dado cuenta de que no representamos una amenaza para ella. Ha pasado de estar oculta bajo las mesas o los sillones, a pasear a sus anchas incluso por los tejados y a revolcarse por el sofá y dormir unas siestas a cualquier hora diurna que son la envidia de todos.

Quiero compartir con vosotros estas fotos que he tomado para que veáis cómo y cuál es el plan de Pizca. No se puede decir que se encuentre estresada o incómoda. A veces toma posturas casi imposibles que yo creo provienen de un estado de felicidad y despreocupación absolutas. Nunca había visto esto y la verdad es que me quedo perplejo de que ocurra así. Yo le digo que es la gata de menos vergüenza de la Tierra. Ella, naturalmente, ni me mira.







En fin, como quiera que sea, parece que ha encajado entre nosotros con mucha paciencia porque, como todos los gatos, es muy independiente y tiene las ideas muy claras de lo que quiere hacer en cada momento y como os he dicho, al principio no encontraba su lugar.

Como nos escribió mi tío José Ramón Cantaliso desde Valparaíso hace un par de días, va a costar que la gata salga y vuelva a Sevilla, tanto por ella como por nosotros. Pero ese día tendrá que llegar, todos lo sabemos. Hasta entonces pensamos disfrutar mucho de las cosas que se le ocurran a Pizca y procuraremos que se encuentre lo más confortable posible para que no eche mucho de menos a mi tío José Ramón Cantaliso.



miércoles, 1 de septiembre de 2010

Ver y mirar con otros ojos

Además de la que nos han enseñado desde nuestra tierna infancia y después nos hemos encargado laboriosamente de conocer mejor a lo largo de nuestra vida, existen otras Semanas Santas ocultas, menos conocidas en todo caso, que pasan ante nuestros ojos sin que reparemos en ellas para darles el valor que tienen y disfrutarlas. Casi no es necesario que nos detengamos a admirar determinado paso, ni siquiera nos detendremos ante un Cristo sublime o una Virgen cuyo rostro se ha convertido en delicado poema.

Estamos refiriéndonos a algo que creemos todos sabéis, que la Semana Santa es tan rica en matices que cualquiera puede encontrar mil y un motivos a lo largo de los días para configurar una fiesta paralela. En verdad dicen que hay tantas como personas la contemplan, porque el festejo se cuenta como cada uno lo vive. Pero a poco que seamos observadores y pacientes, surgirán ante nuestra mirada detalles, circunstancias y razones de lo más variadas que son las que mejor o peor ordenadas dan lugar a nuestra querida celebración.

Nos referimos por ejemplo a esas pinceladas que se pueden encontrar en cualquier calle de Sevilla como ocurre en esta perspectiva tras el misterio de La Cena en la que el Apóstol de la derecha –San Pedro- parece cobrar vida, después de un año esperando, para asomarse inquieto y quedar pasmado por el gentío que inunda la calle Sol a la salida de la cofradía.

También nos llamó la atención el diálogo que mantenía el preste de la misma Hermandad, momentos antes de salir a la calle tras el palio de Nuestra Señora del Subterráneo -lugar de la presidencia litúrgica-, con uno de sus acompañantes minoristas. Conviene fijarse en el atuendo con que están revestidos ambos, de lo más apropiado y solemne en nuestra opinión.
Los hemos visto muchas veces, pero éste, en particular, nos hizo mucha gracia por la actitud jovial que nos traslada. El Niño Jesús vestido de nazareno de la Hermandad del Cristo de Burgos. Presidiendo el altar de insignias de la corporación, como no podía ser menos, perfectamente ataviado e impartiendo su bendición a todos los hermanos y visitantes al templo de San Pedro el Miércoles Santo por la mañana. Nunca dejan de sorprendernos las fotos que hacemos a los costaleros porque siempre encontramos en ellas maneras y miradas que denotan emociones y pensamientos íntimos, muy profundos, nacidos de la hondura de quienes se saben privilegiados por estar llevando sobre sus hombros a los Cristos y a las Vírgenes sacras de esta tierra. Eso es lo que ocurre con este costalero de La Carretería que, cumpliendo con el protocolo de la vieja escuela, se incorpora obedientemente tras el paso de misterio para seguirlo y acompañarlo en su turno de refresco. Otro ejemplo lo encontramos en este pequeño querubín acomodado entre los brazos del candelabro de caoba que ilumina con sus tulipas el paso de la Soledad de San Buenaventura. La expresión grave de su rostro nos da una idea del dramatismo que impregna la escena que acontece sobre el portentoso canasto. Este año descubrimos la libélula que aparece posada disimuladamente en el último palio que sale por las calles de Sevilla. Simpático detalle acompañando a la Madre de Dios que no llora sino que por fin descansa en la recién estrenada Resurrección de su Hijo. Por último, para concluir este artículo, una estampa de la última misa solemne de Semana Santa en la Hermandad del Silencio. Mesa de la presidencia ante la que toman asiento el Hermano Mayor y Consiliarios en la llamada Misa del Azahar por repartirse durante su celebración la flor blanca que ha exornado el incomparable palacio bizantino en plata que acoge a María Santísima de la Concepción junto a San Juan durante la procesión de la Madrugada. Obsérvense detenidamente todos los elementos que configuran la escena, especialmente el crucifijo del siglo XVIII en marfil de estilo hispano-filipino y la espada junto con el cirio votivo concepcionista que forman parte del cortejo de nazarenos.
Quedan otros muchos secretos por descubrir, naturalmente, viendo y mirando con otros ojos…

Laus Deo