miércoles, 12 de octubre de 2011

Toledo: ciudad culta, bella y tolerante

Toledo no es una ciudad más en la geografía española. Su historia y su patrimonio avalan mis palabras. En mi última visita, en el mes de septiembre, he podido constatar la certeza de que es particularmente bella por sus cuatro costados porque sus plazas, sus calles, sus barrios, sus iglesias, sus museos y sus principales edificios así lo revelan a los visitantes que se acercan a conocerla. Su privilegiada ubicación geográfica la convierten en un enclave elevado muy singular abrazado por el río Tajo. Ya sabemos que la historia está de su parte cuando se dice de ella que es ciudad tolerante. Hay quien se atreve a llamarla “Ciudad de las Tres Culturas” en referencia a los siglos en que convivieron juntos, en armonía, árabes, judíos y cristianos. Si supieran los de entonces cómo están las cosas en el mundo ahora… Sin embargo, caminando por sus calles pensé que algo de aquello debe quedar todavía, algo que haya podido permanecer inherente en sus habitantes cual ADN inmutable.

Y por haber sido crisol y punto de encuentro de las grandes culturas de la época durante tanto tiempo, es ciudad profundamente culta como la que más. Eso se respira en el aire cuando paseas y contemplas los ventanales y la nobleza de las fachadas. Se nota en el color de la ciudad cuando cae la tarde y el dorado de la luz hace que sus calles reluzcan como oro envejecido, sabio, con cientos de historias en custodia para contar.

Hay muchas razones para volver a Toledo: contemplar la maravilla de la reconstrucción del Alcázar -antigua Academia de Infantería- tras el asedio de la guerra de España, visitar los tesoros que alberga la Catedral, degustar mazapán en la plaza de Zocodover, comer exquisitas perdices en “La Perdiz”, dar una vuelta por la casa-museo de El Greco, conocer alguna de sus viejas sinagogas, llegar hasta la iglesia de Santo Tomé y admirar el “Entierro del Conde de Orgaz”, disfrutar de las vistas desde el parador nacional, etc. Pero yo me quedo con el inconfundible sabor que deja a ciudad ilustrada, reposada y educada al marcharte diciéndote… hasta siempre…   

Academia de Infantería
Alcázar

Vista de la ciudad desde el Alcázar
Detalle en la Catedral

Puerta de entrada a la Catedral

Retablo del altar mayor de la Catedral

Capa pluvial del Cardenal Ximenez de Cisneros

Custodia del Corpus Christi
Fachada de la Catedral en la Plaza del Ayuntamiento

Calle del Arco de Palacio
Calle Santo Tomé

Entrada a la antigua sinagoga Santa María la Blanca

Calle Santo Tomé
Interior de la antigua sinagoga Santa María la Blanca

Jardines de la Casa-Museo de El Greco

Calle Comercio

Casas de la Plaza de Zocodover
Vista de la ciudad desde el Parador Nacional

1 comentario:

  1. Hay que volver para empaparnos aún más de toda esa riqueza cultural que desprende Toledo.

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