Somos de aquí. Quizá lo seamos demasiado. Tal vez
seamos cada vez más de aquí sin que ello nos importe o nos produzca la menor
inquietud. Pero tengo muy claro que el problema es seguir empeñados en ver las
cosas desde aquí. Eso es lo que verdaderamente nos trae de cabeza. Sólo vemos
las cosas desde aquí y se nos olvida que también está lo de allí, lo del otro
lado, aquello de lo que huimos porque es lo que nos han enseñado desde el
primer día. No nos damos cuenta de que actuar así es lo que termina condicionando en
gran medida nuestra existencia y nos acaba dictando la manera de vivir cada día
creyendo a ciegas que esa es la única forma de recorrer la vida. No podemos ni debemos ser
tan limitados ni tan pobres de horizontes. Aprendamos que vivimos en lo de aquí,
pero que también nos espera lo de allí, tan inmenso y tan diferente a lo de aquí.
Que el mundo no termina exactamente aquí, que no podemos pensar en lo de aquí
como si no hubiera más y que estando aquí todavía es posible aligerar nuestra carga
pensando en la perspectiva de la creación que tienen allí.
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