Camino a Caná narra
los últimos días de la vida de Yeshua bar Yosef antes de convertirse en el
"Hijo del Señor" que todos conocemos. Así como en el primer libro nos
narraba la infancia, ahora, Anne Rice, nos cuenta la historia de cómo y por qué
empieza su camino como el Rey de Reyes que está llamado a ser. Y ese camino
comienza con las habladurías en Nazareth sobre por qué es el único judío de 30
años que todavía no se ha casado, y de todos aquellos que se burlan de los
rumores que se cuentan sobre lo que pasó cuando él nació, los acontecimientos
que sucedieron y los personajes que intervinieron en ellos. Yeshua sabe que
está destinado a algo, tiene ese presentimiento muy en su interior. Además,
sabe cosas que nadie más sabe y no se explica de dónde le viene infundado ese
conocimiento, esa sabiduría. En Camino
a Caná descubriremos el gran sacrificio que tuvo que hacer para
convertirse en el personaje más grande de la historia.
En esta segunda entrega de la ambiciosa y valiente crónica de la vida de
Cristo, Anne Rice sitúa el comienzo justo antes de su bautizo en aguas del
Jordán y termina con el milagro de Caná. Jesús vive como un miembro más de su
comunidad, a la espera de una señal que le indique el camino que habrá de
tomar. Cuando el agua de las tinajas se transforma en vino, Jesús atiende a su
llamada y se convierte en aquel que invoca a Israel para que se rebele contra
Roma.
Las cosas sagradas se deben tratar con el máximo respeto, y creo que es
el caso de esta segunda entrega de Anne Rice sobre la vida de Jesucristo. Es un
relato muy cercano, detallado y simple, contado por el mismo Jesús en primera
persona. Es muy fácil de leer. Al ir pasando las páginas nos daremos cuenta de
que de repente estaremos formando parte de los conflictos junto con los personajes
que los protagonizan. Hay que reconocer el esfuerzo que conlleva situar a
Jesucristo como narrador ya que es obligado reconstruir sus pensamientos y
sentimientos respecto de un montón de acontecimientos de fábula:
enamoramientos, enredos sobre bodas, envidias, rencillas familiares, disputas
vecinales, etc. A veces da la sensación de que el narrador va a sucumbir ante
un mundo tan casero y tan estrecho que parece se le quede muy pequeño, pero
entonces Rice le permite sobreponerse con elegancia y fuerza, convirtiendo al
humilde carpintero en Mesías, como quien empieza a darse cuenta de cuál es su
misión y cuáles sus capacidades para cumplirla.
Nuevamente, como ocurría con la primera parte de esta trilogía, casi todo
lo que se cuenta es pura invención, pero siempre basado en la información que
ha llegado hasta nuestros días. Y nuevamente, cuando acabamos el libro, nos
hacemos la misma pregunta: ¿por qué no?
Basta leerlo para darse cuenta de que es posible que no tengamos toda la
información, pero que también hoy es posible pensar e imaginar con ilusión en
aquello que nunca nadie nos ha podido contar.