Cuando el año está anunciando su fin, podría ser conveniente hacer balance de lo que ha dado de sí con sus virtudes y sus defectos. Lo ideal sería llegar a la deseada conclusión de que haya sido provechoso, al menos en los planos espiritual e intelectual. Que no quede el mal sabor de boca por haber perdido el tiempo o no haber sabido aprovecharlo adecuadamente. Cada cual sabrá en su propia casa. En ello estamos.
Que el nuevo año 2025 (cuadrado de 45) sea, como mínimo, amable con nuestros anhelados proyectos.