Era
esencial la construcción de un muelle en Huelva. Eso pensaron aquellos ingleses
que en el último cuarto del siglo XIX vinieron para extraer el mineral del
fondo de la tierra en el pueblo de Minas de Río Tinto de la provincia de Huelva en
España. Los números que hablaban de las toneladas de material que sacarían para
su posterior transporte obligaban a plantear dicha edificación. Por eso se
pusieron manos a la obra, y entre 1873 y 1876, año de su inauguración, la RíoTinto Company Limited tendió una línea de ferrocarril que terminaría en la ría
de Huelva en forma de muelle cargadero al que los barcos se abarloaban para recibir
el contenido procedente de las minas. Fue diseñado por los ingenieros ingleses Sir George Barclay Bruce y Thomas Gibson
ajustándose a una idea sencilla pero excelente que permitía la llegada de los
vagones impulsados por una locomotora para luego aprovechar la gravedad en la
descarga y en el regreso de los vagones.
Estuvo
en uso hasta 1975 y durante los cinco años siguientes quedó abandonado por lo
que su deterioro fue muy notable. Poco tiempo después fue dividido en dos para
permitir la ampliación de la carretera que llevaba hasta la Punta del Sebo, paralela
a la ría. De esta forma cae en desgracia y se desmantelaron 50 de sus 1.165
metros originales.
A
pesar de ello, fue declarado Bien de Interés Cultural en 2003 y posteriormente,
entre 2006 y 2007, fue sometido a una acertada rehabilitación y convertido en
monumento visitable y atractivo turístico de la ciudad. Actualmente se
encuentra en desuso pero, como ya se ha dicho, es visitable como lugar de paseo
o de pesca. De esta manera Huelva recupera una de sus señas de identidad que la
acerca de nuevo a la ría convirtiendo el entorno en un llamativo y singular
referente del que sentirse orgullosa.