viernes, 18 de octubre de 2024

El sentido y la mirada

Desde donde alce el vuelo ausente

la mirada hasta perderse en los altillos

del tiempo como un susurro a voces

que al punto la eternidad atraviese,

desde donde el más tímido recuerdo

suspire en silencio ahíto de esperanza

para convertirse en beso elocuente,

existe amable un sereno azul infinito

de muy remotos pensamientos curados,

ocultos a conciencia entre el fugaz brillo

de los ojos y el sentido mayor del alma,

nada que cielos y tierra no entiendan,

obra que la firme cadencia de las horas

anuncia cerrada la noche sin reservas.



martes, 8 de octubre de 2024

Claroscuros de otoño

Los tristes y sobrecogedores sucesos ocurridos en las últimas semanas lo dejan a uno casi sin aliento y con el corazón latiendo muy bajito como para no molestar haciendo demasiado ruido, o tal vez con un vigor inusitado como queriendo hacer un sobreesfuerzo por mantener a salvo el hilo del que casi siempre parece pender la vida. Y con todo, aún hallamos al amanecer razones y motivos para no desfallecer en el intento, para no rendirnos por muy descorazonadoras que sean las evidencias que la cruda realidad nos muestra sin clemencia. El camino es el que es y no hay otro, de verdad que no hay otro. No podemos cambiar lo que pasa a nuestro alrededor. No podemos hacer que todo vuelva atrás para que las cosas ocurran de nuevo como cuando se suplica una segunda oportunidad. Hay cosas que suceden en un sólo ensayo y luego no hay retorno para tratar de que salgan mejor.

Creo que con el correr de los años se nos van quedando atrás otras vidas que hemos tenido el privilegio de disfrutar en otros lejanos escenarios junto a personas y animales que nos amaron y a los que amamos pero que desgraciadamente por unas circunstancias u otras ya no están con nosotros. Sin embargo, nos quedan los recuerdos, la memoria y las más o menos profundas emociones compartidas con ellas que van llenando ese equipaje inmaterial que cada uno conserva celosamente como quien guarda el tesoro más preciado en el mejor de los lugares posibles. Después de todo, lo que encontramos es un aprendizaje, un continuo aprendizaje de esta existencia que no conviene descuidar. Pero hay momentos difíciles de esta vida en que uno se queda mudo, en silencio, sin palabras para hablar o escribir, colapsado, desbordado y en obligado silencio tratando de entender, de asimilar, de mantener la calma para poder aprender y pensar en cómo dar el siguiente paso. Y lo damos.