Toledo no es una ciudad más en la geografía española. Su historia y su patrimonio avalan mis palabras. En mi última visita, en el mes de septiembre, he podido constatar la certeza de que es particularmente bella por sus cuatro costados porque sus plazas, sus calles, sus barrios, sus iglesias, sus museos y sus principales edificios así lo revelan a los visitantes que se acercan a conocerla. Su privilegiada ubicación geográfica la convierten en un enclave elevado muy singular abrazado por el río Tajo. Ya sabemos que la historia está de su parte cuando se dice de ella que es ciudad tolerante. Hay quien se atreve a llamarla “Ciudad de las Tres Culturas” en referencia a los siglos en que convivieron juntos, en armonía, árabes, judíos y cristianos. Si supieran los de entonces cómo están las cosas en el mundo ahora… Sin embargo, caminando por sus calles pensé que algo de aquello debe quedar todavía, algo que haya podido permanecer inherente en sus habitantes cual ADN inmutable.
Y por haber sido crisol y punto de encuentro de las grandes culturas de la época durante tanto tiempo, es ciudad profundamente culta como la que más. Eso se respira en el aire cuando paseas y contemplas los ventanales y la nobleza de las fachadas. Se nota en el color de la ciudad cuando cae la tarde y el dorado de la luz hace que sus calles reluzcan como oro envejecido, sabio, con cientos de historias en custodia para contar.
Hay muchas razones para volver a Toledo: contemplar la maravilla de la reconstrucción del Alcázar -antigua Academia de Infantería- tras el asedio de la guerra de España, visitar los tesoros que alberga la Catedral, degustar mazapán en la plaza de Zocodover, comer exquisitas perdices en “La Perdiz”, dar una vuelta por la casa-museo de El Greco, conocer alguna de sus viejas sinagogas, llegar hasta la iglesia de Santo Tomé y admirar el “Entierro del Conde de Orgaz”, disfrutar de las vistas desde el parador nacional, etc. Pero yo me quedo con el inconfundible sabor que deja a ciudad ilustrada, reposada y educada al marcharte diciéndote… hasta siempre…
|
Academia de Infantería |
|
Alcázar |
|
Vista de la ciudad desde el Alcázar |
|
Detalle en la Catedral |
|
Puerta de entrada a la Catedral |
|
Retablo del altar mayor de la Catedral |
|
Capa pluvial del Cardenal Ximenez de Cisneros |
|
Custodia del Corpus Christi |
|
Fachada de la Catedral en la Plaza del Ayuntamiento |
|
Calle del Arco de Palacio |
|
Calle Santo Tomé |
|
Entrada a la antigua sinagoga Santa María la Blanca |
|
Calle Santo Tomé |
|
Interior de la antigua sinagoga Santa María la Blanca |
|
Jardines de la Casa-Museo de El Greco |
|
Calle Comercio |
|
Casas de la Plaza de Zocodover |
|
Vista de la ciudad desde el Parador Nacional |
Hay que volver para empaparnos aún más de toda esa riqueza cultural que desprende Toledo.
ResponderEliminar